Lectura del Evangelio:
"Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: '¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!'
Jesús respondió: 'Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican'". Evangelio según San Lucas, 11,27-28
+ Nuestra devoción a María.
Pueden cambiar las formas de devoción a María (rosario, peregrinaciones…), pero lo que no puede variar es nuestra devoción, nuestro cariño y nuestro amor por ella.
+ La Asunción de María y LA FE.
Esta fiesta nos confronta con la primera de las actitudes que caracterizan a nuestra Madre: la fe. Creemos que ella -en cuerpo y alma- ya goza en el cielo de la felicidad sin límites con Dios y toda la llamada "Iglesia triunfante".
Pero el fundamento de esta creencia, es nuestra fe en Cristo Resucitado. "Si él no hubiera resucitado, nuestra fe sería en vano, y seríamos los más desdichados de los mortales… pero yo sé bien en Quién me he confiado", decía San Pablo.
- ¿Estoy convencido/a de que Jesús ha resucitado, y que gracias a Él, ha resucitado María?
- ¿Me doy cuenta de que este encuentro con María en su Asunción, refuerza mi fe en el Resucitado?
- La Asunción de María y LA ESPERANZA.
Ella mantuvo firme y serena la esperanza en Dios, que la involucró en un proyecto inesperado, y al que fue comprendiendo de a poco, pero siempre sabiendo que estaba en manos del Señor. Como Abraham, María "esperó contra toda esperanza".
Por eso, Isabel pudo exclamar: "Feliz tú que has creído, porque lo que se te ha anunciado se cumplirá".
Claro que ella colabora activamente con Dios, en la espera cierta de que él siempre cumple sus promesas.
- ¿Cómo está mi esperanza en las promesas del Señor: estoy convencido/a de que viviremos para siempre en Dios, por encima del mal y de la muerte?
- ¿Me dejo seducir por otras esperanzas que resecan mi corazón y mi conciencia? Cuando falta una Esperanza (con mayúscula) también desaparecen las esperanzas (con minúscula). Y la vida se convierte en un desierto sin horizonte -a menudo, amargo e inaguantable-.
- La Asunción de María y EL AMOR.
María asunta al cielo, también nos recuerda su capacidad de amar. Su fe, vivida día a día, su esperanza en que Dios cumplirá sus promesas a pesar de no verlo claro... se traducen en un amor constante, sencillo y sin estridencias, en el quehacer doméstico, con Jesús y José.
Y su amor la llevará hasta la Cruz, junto a su Hijo que muere por amor a nosotros.
María nos acerca al núcleo del Evangelio: ama, ama de verdad.
- ¿Cómo anda mi amor en la práctica? Empezando por mis "prójimos" = "próximos" (familia, grupos más cercanos…). ¿Y como María, sé acudir con ayuda-cercanía eficaz a quien está necesitado?
María es la reina que entra a la presencia del rey vestida con las mejores galas: con su fe, su esperanza y, sobre todo, su amor.
Que su fiesta nos ayude a ver con más claridad que el mejor homenaje que le podemos hacer es vivir tal como su Hijo nos pide: de fe, esperanza y de amor.
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