martes, 10 de agosto de 2010

María partió sin demora

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces:
"Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Me imagino el lugar…
Me imagino el camino que Daría tuvo que atravesar para llegar a la casa de su prima, su casa, el patio, las habitaciones... me meto dentro de la escena.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena
María recibe del ángel el anuncio del embarazo de su prima Isabel, ella se olvida de si misma y con rapidez acude en ayuda de su pariente.
María podría elegir cualquier ruta para llegar a la casa de su prima, pero elige la más “rápida” aunque ella implicase algunos peligros...
María necesita ver a su prima embarazada para confirmar las palabras del ángel y que la promesa de Dios a su pueblo comenzó a ser realidad.

Reflexiono en mi, me pregunto...

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
María saluda a Isabel... prestamos atención no sólo a las palabras sino también a la carga emotiva que tienen sus palabras... Es significativo que las palabras que usa María son las misma que uso el Ángel con ella... no es cualquier modo de saludarse, sino que es el modo con que Dios saluda a quienes visita...
«Al oír Isabel el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre e Isabel se llenó de Espíritu Santo» (1,41). El saludo de María comunica el Espíritu a Isabel y al niño. La presencia del Espíritu Santo en Isabel se traduce en un grito poderoso y profético: « ¡ Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Y ¿quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Mira, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa la que ha creído que llegará a cumplirse lo que le han dicho de parte del Señor!» (1,42-45).
Isabel habla como profetisa: se siente pequeña e indigna ante la visita de la que lleva en su seno el Señor del universo. Sobran las palabras y explicaciones cuando uno ha entrado en la sintonía del Espíritu.
Escuchamos el cántico del Magnifica que entona María, sólo canta quien se siente alegre, porque muchas veces nuestra alegría se transforma en canto...
Escuchamos la letra de esta canción; ella tiene dos partes:

La primera parte: María hace memoria, recuerda cómo Dios ha sido bueno con su pueblo; pero este recordar de María no es cualquier modo de hacer memoria, sino que María expresa que todas esas cosas que Dios ha hecho con su pueblo también lo ha hecho con ella.
«Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque se ha fijado en la humillación de su sierva. Pues mira, desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Potente ha hecho grandes cosas a mi favor -Santo es su nombre- y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (1,46-50)

Segunda parte: La alegría de la salvación hace que María se proyecte al futuro...
«Su brazo ha intervenido con fuerza, ha desbaratado los planes de los arrogantes: derriba del trono a los poderosos y encumbra a los humillados; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide de vacío» (1,51-53).
La gracia de Dios actúa de la misma manera de en nosotros, nos hace proyectar el futuro, soñar para adelante...

Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…
Al igual que el ángel «entró» en su casa y la «saludó» con el saludo divino, María «entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel». De mujer a mujer, de mujer embarazada a mujer embarazada, de la que va a ser Madre de Dios a la que será madre del Precursor.
Miramos cómo canta María y cómo escucha Isabel.
Lucas dice al final: «María permaneció con ella como tres meses y regresó a su casa» (1,56). Lucas hace hincapié en la prolongada permanencia de María al servicio de su pariente, aludiendo al ultimo período de su gestación.

Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXAMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

Pequeño Rebaño

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La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según San Lucas 12, 32-48

[32]No temas, pequeño rebaño, que su Padre ha decidido dales el reino.[33]Vendan sus bienes y den limosna. Procuren bolsas que no envejezcan, un tesoro inagotable en el cielo, donde los ladrones no llegan ni los roe la polilla.[34]Pues donde está tu tesoro, allí también estará vuestro corazón.[35]Tengan la cintura ceñida y encendidos los candiles.[36]Sean como aquellos que aguardan a que el amo vuelva de una boda, para abrirle en cuanto llegue y llame.[37]Dichosos los criados a quienes el amo, al llegar, los encuentre velando: les aseguro que se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y les irá sirviendo.[38]Y si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.[39]Saben que si el amo de casa supiera a qué hora iba a llegar el ladrón, no le dejaría abrir un boquete en su casa.[40] Así también ustedes estén preparados, pues cuando menos lo esperen, llegará el Hijo del Hombre.[41]Pedro le preguntó: ---Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?[42]El Señor contestó: ---¿Quién es el criado fiel y prudente a quien el amo pondrá al frente de la servidumbre, para que les reparta las raciones de comida a su tiempo?[43]Dichoso aquel criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre actuando así.[44] Les aseguro que le encomendará todas sus posesiones.[45]Pero si aquel criado, pensando que su amo tarda en llegar, se pone a pegar a los siervos y siervas, a comer y beber y emborracharse,[46]llegará el amo de aquel criado el día y la hora que menos lo espera y lo hará trizas, dándole el destino de los desleales.[47]Aquel criado que, conociendo la voluntad de su amo, no dispone y ejecuta lo que quiere el amo, recibirá muchos golpes;[48]pero aquel que no conociéndola, cometa acciones dignas de castigo, recibirá pocos golpes. A quien mucho se le dio mucho se le pedirá; a quien mucho se le confió mucho más se le exigirá.


El texto de hoy nos habla de vigilancia, de estar atentos de no dormirnos. Mucho menos de estar dispersos y no darnos cuenta por donde se nos manifiesta el Señor. Qué cosas están pasando en nuestra vida, cosas que nos causan alegría o nos provocan dolor o exigen trabajo y esfuerzo.

Nos habla también de ver dónde ponemos nuestro corazón que es la sede de nuestros sentimientos, pensamientos y de la voluntad.

El examen ignaciano nos lleva a pararnos de vez en cuando y entrar en diálogo con el Señor para ver:¿qué nos está pasando, cómo nos sentimos, por dónde nos lleva el Señor?

Me imagino el lugar…

Una pradera verde donde está Jesús con sus discípulos charlando.

Pido al Señor… lo que quiero


Señor que pueda estar atento a los signos de tu presencia, que sepa esperarte.


LA CONTEMPLACION EN TRES PASOS

La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena

Jesús y a sus discípulos que están escuchando al Maestro.


Reflexiono en mi, me pregunto ...


2° momento: Escucho lo que dicen o hablan las personas.

Escuchamos a Jesús...“estén preparados”, “donde esté tu tesoro estará tu corazón”



Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…


Los discípulos escuchan a Jesús, se sorprenden de lo que dice. Le preguntan sus dudas.



Siempre buscando sacar algún provecho respecto de nuestra vida. ¿Qué me dice esto a mí?


Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios o dialogando con Jesús acerca de cómo la pregunta del de Jesús también a mi me toca responderla... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXÁMEN DE LA ORACIÓN: Algunos pasos que pueden ayudar:


1º paso: Pídele a Dios

    • memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración

    • entendimiento para comprender su significado

    • voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado

2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración

    • ¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?

    • ¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?

    • ¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?

3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...

4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?

5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?

6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?

7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.

8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

PARA COMPARTIR EN GRUPO:



Para los grupos nuevos

1.- Nos presentamos: edad, lugar de donde soy, lugar donde vivo actualmente, ¿Estudio? ,¿Dónde? ¿En qué año? ¿Trabajo? ¿En qué?


Para los grupos ya formados

1.- ¿Cómo es tu vida de oración?


Para todos


2.- Desde tu experiencia de oración ¿Qué cosas son importantes? Y a ti ¿Que cosas te ayudan?



3.- ¿Que te llegó de esta oración?




4.- Desde tu experiencia de Oración: ¿Cómo identificas la voz de Dios de las demás voces?