martes, 29 de marzo de 2011

Jesús sana un ciego de nacimiento

4º Domingo de Cuaresma

La Preparación


Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según San Juan 9,1-41

Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Jesús se acercó escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".

El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo". Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta". Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron. Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó:"¿Crees en el Hijo del hombre?". El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando". Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.

Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".


Me imagino el lugar…

Me imagino, la ciudad Santa, Jerusalem, con el magnifico Templo, lugar que Jesús recorrió tantas veces, cerca de la piscina de Siloé cura a este ciego...


Pido al Señor… lo que quiero

Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.



La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva:

Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan

y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena

Centramos nuestra mirada en el ciego, el es ciego de nacimiento, nunca pudo ver nada, no conoce lo que es la luz. Es significativo que este al costado del camino, esto es una posición simbolica...

Veo a Jesús, el no es indiferente para aquellos que se encuentran al costado del camino...

Reflexiono en mi, me pregunto acerca de mis cegueras, aquellas que me dejan al costado del camino y acerca de las ayudas que he recibido para no quedarme allí.

2° Momento: Escucho lo que hablan las personas.

Jesús unta los ojos con barro de su saliva y dice: ve a lavarte a la piscina de Siloe. Siloé significa enviado. Casí como dicendo que recuperar la visión no sólo es mirar la vida de un modo y de una manera distinta, sino que implica además la misión.

Escuchamos a la gente, ellos ante el milagro, niegan la identidad del “ciego de nacimiento” … vivir en la luz, implica un nuevo mirar y hasta una “nueva identidad”, aquella que nos hace hijos de la Luz y no de las tinieblas.

Por último escuhamos al ciego... el ante la negación de su identidad la vuelve a reafirmar, frente a la negación de su situción (ceguera-vista) la confirma... la respuesta a la pregunta de Jesús : crees en el hijo del Hombres... nace de una experiencia, haber visto, haber experimentado la presencia sanadora de Jesús.


Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…

Es significativo que el ciego no pida, no grite a Jesús pidiendo su curación, casi pareciera que el “ciego” vive cómodo en su ceguera, ya se haía acostumbrado a su situación.

Miro a la gente que niega la identidad del ciego, a las autoridades que niegan el milagro … ¿Quienes son los ciegos? Jesús muchas veces afirma que no may mayores ciegos que aquello que no quieren ver.

Miro al ciego: él es una hombre obediente, hace lo que le dicen que tiene que hacer... esto lo cura pero no le da fe. La fe nace de una experiencia de ecuentro y de “visión”

Reflexionamos para sacar algún provecho.


Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXÁMEN DE LA ORACIÓN:

Preguntas que pueden ayudar:

¿Cómo comencé a rezar?

¿Hice silencio interior para escuchar lo que El tenía para decirme?

¿Qué palabras definen los sentimientos que tuve durante mi oración? (paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad…)

¿Cómo termine?

¿Algo ha cobrado fuerza dentro de mí?

lunes, 28 de marzo de 2011

3º Domingo de Cuaresma

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…


Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.


Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Juan 4,5-42
Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla". Después agregó: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo".
Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él. Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".


Me imagino el lugar…
Me imagino el pozo... el pozo es lugar donde el peregrino se detenía a descansar y a recuperar fuerzar para su viaje...


Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

 

1° Momento: Veo a los personajes de la escena

Vemos a Jesús... el tiene sed... su sed nos revela su humanidad... en la Cruz Jesús dirá nuevamente tengo sed.
En Jesús reconocemos tanta sed que tiene la humanidad.
Nuestro mundo tiene sed; millones de personas no tienen agua para sus necesidades básicas, pero hay mucha gente que tiene necesidad de Jesús. Lo malo es que muchas veces, en lugar de entregarles a Jesús, les ofrecemos doctrinas, reglas, ritos vacios, sermones, evaciones.

Vemos también a la Samaritana, ella es una buscadora de algo que calme su sed... porque ella tiene otro tipo de Sed, aquella que sólo se calma con el agua viva qué es Jesús.

Nos miramos a nosotros mismos: la experiencia de la sed, en periodos muy prolongados produce angustía mortal y en casos extremos desvaríos mentales, desmayos y hasta la muerte. La vida espiritual puede pasar por periodos de terrible sequía, de angustía mortal porque no encontramos el camino y se nos acaban las energías.

Reflexiono en mi, mismo

2° Momento: Escucho lo que hablan las personas.

El dialogo entre Jesús y la Samaritana rompe dos ataduras que tenían los judíos: No dejar que los varones se relacionaran con la mujeres en público y no relacionarse con los “gentiles” por miedo a contaminar su fe.

Una de las experiencias más angustiantes es la sed; Jesús mismo, sentado en la orrilla del pozo, siente sed y pide de beber. Como verdadero hombre, experimento la necesidad de agua, al mismo timepo que desea ardientemente darse como agua viva.

Jesús se acerca a la mujer y le ofrece un tipo de agua que va a satisfacer los más profundos anhelos de su corazón. Le revela quién es ella, le descubre algo que le faltaba en la vida, porque 5 maridos no le habían bastado para encontrar la felicidad. Jesús la llena de su paz y la convierte en una de las primeras evangelizadoras de la historia.

Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…

Miramos de vuelta la escena...
En este marco de libertad, la sed de Jesús lo presenta como verdadero hombre y la sed de la mujer indica su búsqueda del agua viva, que es Jesús. La vida nueva que empieza la mujer, las controversias religiosas que Jesús elude por inútiles, el testimonio de ella y la conversión del pueblo entero, muestran la misericordia de Dios, ante quien se abre a dialogar con Jesús
La experiencia de encuentro de la Samaritana con aquel que es el agua viva le abre nuevos horizontes en su mundo, un modo distinto de ver la vida, la apertura a relaciones humanas más bellas y plenas y hasta una manera creativa de usar de las cosas.

Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN:

1º paso: Pídele a Dios
    • memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
    • entendimiento para comprender su significado
    • voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
    • ¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
    • ¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
    • ¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

miércoles, 16 de marzo de 2011

2° Domingo de Cuaresma

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
 
Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Mateo 17, 1-9
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo". Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".

Me imagino el lugar…
El Monte, lugar privilegiado y preferido por Jesús para dialogar con su Padre, allí hay una sabiduría, hay que subir bien alto para comunicarse con el Padre...
 
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

¿PROYECTO PROPIO O PROYECTO DE DIOS?
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.
1° Momento: veo a los personajes de la escena
Vemos la persona de Jesús, él se pone de cara al Padre para descubrir qué caminos andar y cuáles son mejor no transitar.
Vemos a los discípulos, ellos se sienten bien delante del misterio que se les revela... Qué hermoso es estar en tu presencia Señor repitieron tantos hombres y mujeres a través de la historia.
Me miro a mi mismo, ¿Cómo me po n go delante de Dios? ¿Tal vez estoy en su presencia como quien espera una orden o un manda to divino; o a lo mejor me acojo delante de el y me siento como un niño en brazos de su madre...
Reflexiono en mi, me pregunto...
2°Momento: Escucho lo que hablan las personas.
Escuchamos a Jesús que invita a ascender con él... hay muchas formas de ascender... pero una sola para llegar a estar en su presencia; de la mano de Jesús.
Escuchamos a Pedro: que bien estamos aquí ... dejamos resonar en nosotros esas palabras... ¿cuántas veces estuvimos bien en un lugar?
Escuchamos al Padre: este es mi hijo muy querido … estas palabras nos preanuncia ya un modo de estar delante de él, con aquél a quien él ama. Hay una dinamica interna que cruza todo el evangelio y toda la vida del Cristiano: el amor .
El amor nos vuelve “oyentes” de su Palabra... porque el mundo está lleno de palabras dichas, pero sólo muy pocas son escuhadas; y sólo desde el amor la palabra escuchada se vuelve en proyecto a realizar.
Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.
3°Momento: Miro lo que hacen…
Miramos de vuelta la escena, los discípulos que ascienden, no se quedan en la chatura de la propia existencia, sino que se animan a más.
Hay proyectos que se elaboran desde la chatura... pero hay proyectos que se sueñan desde una posición mucho más alta, y porque se mira desde más arriba tienen la virtud de llegar más lejos.
Los discípulos quieren quedarse... que bien estamos aquí ... pero es el mismo Jesús qu i e n los invita a bajar... una vez reconocido el horizonte se camina desde lo bajo... desde la vida cotidiana.
Miramos cómo el Padre ama a Jesús pero también como en Jesús ama a la humanidad que quiere redimir
Reflexionamos para sacar algún provecho.
Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.
Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.
 
 
EXAMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado

2º paso: Reviso si he puesto los mediospara que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?

3º paso: ¿Con quésentimientosterminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...

4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Algunaideaha cobrado fuerza dentro de mi?

5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?

6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?

7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.

8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

Para el trabajo en Grupo

1.- Me presento.
2.- ¿Qué significa para mi vivir de cara a Dios?
3.- ¿Que momentos he vivido de ascención al propio monte?


miércoles, 9 de marzo de 2011

Miercoles de Cenizas

90 días de Cara a Dios...

Mañana empezaremos la cuaresma, 40 días de preparación para celebrar la pascua; y luego viviremos el tiempo de resurección hasta pentecostes.
En estos 90 días, queremos proponerte un proceso espiritual que llamaremos 90 días de cara a Dios.
En el Centro de esta propuesta está el misterio de la muerte y resurección de Nuestro Señor Jesucristo. Este misterio dividirá estos 90 días en dos etapas.
La primera etapa, siguiendo los 40 días de cuaresma, les propondremos un itinerario espiritual de re-orientación de la propia vida hacia Cristo.
En la Segunda etapa, les propondremos un itinerario de re-configuración de la propia vida en Cristo.

El miecoles de cenizas... polvo eres... convierte...

En la liturgia del miercoles de ceniza, nos acercremos en procesión solemne para que nos impongan las cenizas con las cuales inaguramos el tiempo de cuaresma.
El ministro nos dira mientras nos impone las cenizas: polvo eres y en polvo te convertirás.
Una pregunta se nos impone: ¿Quién soy?¿quienes somos?. A lo largo de la historía muchas son las respuesta acerca del interrogante de la idetidad del hombre.
Nosotros, que tenmos fe, sabemos que también somos polvo... pero somo más que polvo... barro moldeado entre las manos del Creador sobre el cual plasmo su imagen y en quien soplo su espiritu.
Somos imagen y semejanza de Dios, él nos moldeo a imagen de Cristo... la invitación de cuaresma es recordar quienes somos... imagen de Cristo.
Pero esta imagen, mucas veces se ve desdibujada... la vida que Dios nos dió, muchas veces se ve amenazada por situaciones y acontecimientos de muerte.
Estas son las dos direcciones de nuestra existencia, aquella que lleva hacia la vida y la vida en abundancia y aquella otra que es el camino que lleva a la muerte.
También el miércoles de Ceniza, el ministro, al imponernos las cenizas suele decir: convierte y cree en el evangelio.
Conversión significa “ cambio de orientación”. ¿qué orientación es la que necesitás rectificar?
Creer significa una apertura de fe al anuncio de la Buena Noticia: CRISTO y su REINO.
Al comenzar la cuaresma, es importante empezar aentender dónde estamos parados y hacia donde vamos.

La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4,1-11
1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio.
2 Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
3 Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes".
4 Jesús le respondió: "Está escrito: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,6 diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
7 Jesús le respondió: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,9 y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme".
10 Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
11 Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.

Me imagino el lugar…

Me imagino el desierto donde Jesús descubre su misión.

Pido al Señor… lo que quiero

Conocimiento interno de Jesús en su soledad y en el encuentro con su Padre.

La Cuaresma de Jesús: Descubriendo la misión... definiendo el proyecto de vida.

En su juventud madura, Jesús debió elaborar su “proyecto de vida”.
Sabemos que, siendo Hijo Eterno de Dios, fue plenamente hombre. En la dinámica de la encarnación, implica que Jesús también asumió nuestro camino, nuestra búsqueda, nuestro proceso…
¿Cómo lo hizo, siendo Dios y hombre? Allí entramos en el misterio. Pero que lo hizo, lo hizo.
Para afirmar esto recogemos los datos que nos dan los evangelios. Cada noche, Jesús tenía largos tiempos de oración con el Padre. Allí hablarían de lo que le iba pasando cada día. Era su Maranatha…
(…)
Cuando estaba trabajando como carpintero, en Nazareth, hubo un momento en el que Jesús sintió fuertes “mociones” en su interior. El Espíritu lo impulsó hacia las orillas del río Jordán, donde Juan bautizaba. Se puso, para ello, en la fila de los pecadores y, cuando Juan el Bautista echaba agua sobre su cabeza, recibió la unción del Espíritu, que lo consagraba para la misión (leé Mt.3,13-17)
¿Qué sintió Jesús entonces? ¿Qué idea tenía acerca de su misión?
Seguramente sabía que tenía que hacer algo grande, en nombre de Dios, a favor de los hombres, porque la voz del Padre así lo indicaba.
(…)
En el interior de su corazón sintió que el Espíritu le inspiraba hacer un “retiro”. Necesitaba quedarse solo y masticar bien, en su corazón, la entrega a una misión de servicio que … ¡quién sabe lo que le exigiría!
En la soledad del desierto, Jesús sintió una fuerte lucha en su interior, y fue tentado. Experimentó la fragilidad de la criatura humana, al mismo tiempo que se sintió investido de un poder que venía de lo alto. Pero todavía no había probado los alcances de ese poder… Leé Mt.4,1 -11.
Sintió que podía entusiasmar a la gente, darle un pan que no cueste, y solucionar sus problemas económicos sin exigir la superación personal.
Sintió que podría cautivar admiradores haciendo cosas espectaculares.
Sintió que, para lograrlo, tendría que pactar con el diablo, e imponerse con los recursos buenos y malos de la política.
En la prueba interior, salió vencedor: no viviría al servicio de sí mismo. Es que no podía meterse hasta la médula en la vida de los hombres sin pagar el mismo precio que le cobran a la gente las realidades de este mundo. No podía desviarse de su misión. No podía armar un proyecto distinto al que le inspiraba el Padre. No podía traicionar al amor que desbordaba en su corazón; era un amor que le inspiraba ambiciones más grandes, pero que le aportarían la contracara de las humillaciones y rechazos…¡ quién sabe hasta qué extremo!
(…)
Nosotros también podemos confrontarnos con nuestras tentaciones, aquellas que nos proponen un camino distinto que el de Dios, esas tentaciones que amenazan encerrarte en un proyecto egocéntrico, aquellas que nos condicionan negativamente.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el salvador de los hombres.
Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.