lunes, 28 de marzo de 2011

3º Domingo de Cuaresma

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…


Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.


Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Juan 4,5-42
Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber". Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos. Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva". "Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?". Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". "Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla". Después agregó: "Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar". Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad". La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo". Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo".
Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él. Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".


Me imagino el lugar…
Me imagino el pozo... el pozo es lugar donde el peregrino se detenía a descansar y a recuperar fuerzar para su viaje...


Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

 

1° Momento: Veo a los personajes de la escena

Vemos a Jesús... el tiene sed... su sed nos revela su humanidad... en la Cruz Jesús dirá nuevamente tengo sed.
En Jesús reconocemos tanta sed que tiene la humanidad.
Nuestro mundo tiene sed; millones de personas no tienen agua para sus necesidades básicas, pero hay mucha gente que tiene necesidad de Jesús. Lo malo es que muchas veces, en lugar de entregarles a Jesús, les ofrecemos doctrinas, reglas, ritos vacios, sermones, evaciones.

Vemos también a la Samaritana, ella es una buscadora de algo que calme su sed... porque ella tiene otro tipo de Sed, aquella que sólo se calma con el agua viva qué es Jesús.

Nos miramos a nosotros mismos: la experiencia de la sed, en periodos muy prolongados produce angustía mortal y en casos extremos desvaríos mentales, desmayos y hasta la muerte. La vida espiritual puede pasar por periodos de terrible sequía, de angustía mortal porque no encontramos el camino y se nos acaban las energías.

Reflexiono en mi, mismo

2° Momento: Escucho lo que hablan las personas.

El dialogo entre Jesús y la Samaritana rompe dos ataduras que tenían los judíos: No dejar que los varones se relacionaran con la mujeres en público y no relacionarse con los “gentiles” por miedo a contaminar su fe.

Una de las experiencias más angustiantes es la sed; Jesús mismo, sentado en la orrilla del pozo, siente sed y pide de beber. Como verdadero hombre, experimento la necesidad de agua, al mismo timepo que desea ardientemente darse como agua viva.

Jesús se acerca a la mujer y le ofrece un tipo de agua que va a satisfacer los más profundos anhelos de su corazón. Le revela quién es ella, le descubre algo que le faltaba en la vida, porque 5 maridos no le habían bastado para encontrar la felicidad. Jesús la llena de su paz y la convierte en una de las primeras evangelizadoras de la historia.

Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…

Miramos de vuelta la escena...
En este marco de libertad, la sed de Jesús lo presenta como verdadero hombre y la sed de la mujer indica su búsqueda del agua viva, que es Jesús. La vida nueva que empieza la mujer, las controversias religiosas que Jesús elude por inútiles, el testimonio de ella y la conversión del pueblo entero, muestran la misericordia de Dios, ante quien se abre a dialogar con Jesús
La experiencia de encuentro de la Samaritana con aquel que es el agua viva le abre nuevos horizontes en su mundo, un modo distinto de ver la vida, la apertura a relaciones humanas más bellas y plenas y hasta una manera creativa de usar de las cosas.

Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN:

1º paso: Pídele a Dios
    • memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
    • entendimiento para comprender su significado
    • voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
    • ¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
    • ¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
    • ¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

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