La Preparación
Busco
un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y
tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de
reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para
relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo
mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco
la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me
conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un
esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a
El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a
reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Evangelio
según san Juan Jn 20,19-31
Ese mismo día, el primero de la semana, después del sábado, los
discípulos estaban reunidos por la tarde con las puerta cerradas por
miedo a los Judíos. Llegó Jesús, se puso en medio de ellos y les
dijo:«la paz esté con ustedes» Dicho esto les mostró las manos y
el costado. Los discípulos se alegraron mucho de ver al Señor.
Jesús les volvió a decir «¡La paz esté con ustedes! Como el
Padre me envió a mi, así los envío yo también. Dicho esto, sopló
sobre ellos y les dijo «reciban el Espíritu Santo: a quienes
descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los
retengan, les serán retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado el mellizo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron «Hemos visto al
Señor» pero el les contestó «Hasta que no vea la marca de los
clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos, y
o introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré».
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaba otra vez en
casa, y Tomas estaba con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús
vino y se puso en medio de ellos. Les dijo «la paz esté con
ustedes» Después dijo a Tomas: «Pon aquí tu dedo y mira mis
manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y
cree»
Tomás exclamo: «Tu eres mi Señor y mi Dios» Jesús replicó
«Crees porque me has visto ¡Felices los que no no ha visto pero
creen»
Muchas de otras señales milagrosas hizo Jesús, en presencia de
sus discípulos que no están en este libro. Estas han sido escritas
para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Crean y
tendrán vida por su nombre.
Me imagino el lugar…
Seguramente la
escena transcurre Jerusalén, los discípulos aterrados por la muerte
de Jesús se esconde... por miedo.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento
interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.
La
incredulidad
La incredulidad, no
es nuestro gran problema... sino más bien la forma en la cuál
creemos.
El caso de Tomás
es paradigmático para nosotros.
Tomás era uno de
los doce, había escuchado al Señor, sus palabras le dieron vida,
había visto tantos signos y prodigios, ciegos que ven, lisiados que
caminan, muertos que vuelven a la vida... pero.
Para Tomás la
muerte hasta este momento tenía la última palabra...
No era que no
creyese en el Señor, tal vez las palabras del Señor le abrieron un
nuevo horizonte, pero no habían llegado a transformarlo, a hacerlo
nuevo.
Es significativa la
actitud de Tomás; el necesita ver, tocar, hacer experiencia.
La escena comienza
casi solemnemente, así comienza este relato: el primer día de la
semana, como pronunciando una
nueva creación, el relato del Génesis comienza, con el primer día
de la semana, este relato, preanuncia la nueva creación inaugurada
por Cristo, los cielos nuevos y la tierra nueva tan esperadas.
Tomás, no le falta Fe, sino que exige “la prueba de la Fe”; para
él su Fe llega hasta el límite de lo posible. Para nosotros la fe
es otra cosa; es creer contra toda esperanza, es transitar por el
terreno de lo improbable, de lo imposible, y por eso mismo es Fe.
La
traducción de texto que tomamos para la oración pone de manifiesto
el proceso de Tomás; él está dispuesto a creer con condiciones:
Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no
meta mis dedos en el agujero de los clavos, y o introduzca mi mano en
la herida de su costado, no creeré.
Tomás no cree en lo que sus compañeros de camino atestiguan, de
alguna manera resta credibilidad al testimonio de otros testigos.
Tomás necesita datos bien precisos, la marca, el lugar, la posición.
Hay en las exigencias de Tomás algo masoquista, quiere creer desde
el dolor del costado abierto del Señor. Hasta cierto punto, para él
es tan difícil creer como las pruebas que exige para creer.
Cree hasta un cierto punto, cunado la exigencia de la Fe entra en el
ternos de lo desconocido, cuando la fe exigen un cierto “arrojo”,
cuando la fe exige un plus que va más allá de lo creíble, la fe
desfallece.
El hombre vive inmerso en un mundo y en un contexto donde cree, pero
la fe es a medida, y la medida es hasta que satisfaga las propias
posibilidades.
Al hombre de hoy le cuesta creer allí donde de esfuman la
posibilidades... y el hombre cae en una crisis y busca razones para
su esperanza
Tomás buscó razones en la racional, en lo verificable, en lo
tangible.
En el ámbito de la Fe, existe una racionalidad que incluye pero que
supera la racionalidad matemática... tenemos experiencias que
“verifican” la misma fe y fundan la esperanza, es una
verificabilidad de la fe, que se funda en el testimonio.
Jesús no se queda atrás, le da a Tomás lo que anda buscando... es
significativo que en ningún momento el texto nos dice que Tomás
haya medito el dedo o haya introducido la manos, sino que empieza a
creer.
Hay
dos elementos que ayudan a Tomás a creer, él como los demás
seguían teniendo miedo, pero este miedo no fue suficiente como para
tenerlos separados, desunidos, sino que la confirmación de la Fe de
Tomás se gesta en el seno de una comunidad orante.
El segundo elemento, son las palabras del mismo Jesús.
Jesús
no da vuelta al problema sino que lo enfrenta: «Pon aquí
tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado.
Deja de negar y cree»
Parece que las mismas palabras del Señor evocan y actualizan la fe
de Tomás, él ya no necesita esas pruebas de parte de Jesús para
creer, solo le basta la presencia y las palabras de Jesús.
Son ellas las que despiertan en Tomás esa actitud creyente que lo
llevan a exclamar: Tu eres mi Señor y tu eren mi Dios. Una hermosa
profesión de Fe, reconocer el Señorío de Cristo en la misma
existencia y reconocer que este Cristo es Dios.
Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.
Hablo Con Dios
La contemplación
es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando
con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como
también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos
ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra
alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con
nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.
Termino rezando un
Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.
Para dialogar
Experiencias de incredulidad y procesos de recuperación de la Fe.