miércoles, 17 de marzo de 2010

3° Martes 16-03-2010 La mujer adultera

Jn 8, 1-11 : Quien esté sin pecado, que tire la primera piedra
Introducción: Acordarse de que la contemplación ignaciana es una de las oraciones mas hermosas de San Ignacio. Los pasos son mas o menos así. Presencia de Dios, oración preparatoria, composición del lugar, recordar la historia, petición, ver las personas, oir lo que dicen, contemplar lo que hacen, coloquio, Padre Nuestro y Ave María.
El evangelio de hoy, de Juan , es un texto ligeramente complicado. Veamos algunos elementos aislados antes de introducirnos en lo fundamental. [1]
Al recibir un texto aislado, hay muchas cosas que nos quedan “en el aire” y no las comprendemos ni tenemos forma de descubrirlas, por ejemplo: ¿dónde está el amante con el que fue “ sorprendida” la mujer?; ¿dónde está el marido?; todo parece indicar que la mujer era casada, pero puede haber sido “comprometida”; ¿cuál es la “trampa” que le ponen a Jesús?; ¿por qué llevan la mujer a Jesús (no es una discusión de escuelas lo que se plantea, como otras veces)?; ¿qué escribe o que significa que Jesús escriba en tierra?; ¿Jesús debe intervenir en la sanción o esta ya fue decidida por el Sanedrín?; ¿el marido -en connivencia con escribas y fariseos- prepara una trampa a la mujer?; ¿Jesús rechaza que alguien pueda ser juez de otro por el hecho de ser aquel un pecador?; ¿la lectura es simbólica, legendaria o histórica? ¿los judíos podían aplicar pena de muerte?... las preguntas podrían multiplicarse, pero muchas respuestas sólo quedan en el terreno de las hipótesis.
La frase “ el que no tenga pecados...” se puede prestar a malos entendidos, como por ejemplo rechazar cualquier capacidad judicial, o ser libertinos con cualquier tipo de pecados. Hay que notar que, sea cual fuera la situación, la mujer no está allí porque preocupe su pecado, sino que ella es una excusa para poner una trampa a Jesús. La mujer no interesa. Una vez que Jesús se queda a solas con la mujer, ahora sí se dedica a ella; hasta ahora Jesús estaba cara a cara con los acusadores. Que la mujer es culpable no cabe duda, y no es tema en cuestión (no hay una sospecha de falso testimonio, como es el caso de Susana, en Dn 13), Jesús mismo sabe que ha pecado y la invita a no repetir el pecado. Pero Jesús, frente a la mujer, no toca el tema de su culpa o no, sino de la acusación, suyo sentido ha caído al no quedar nadie que la sostenga. La ausencia de acusadores hace que se levante la sesión, Jesús no la condena, pero invita a la mujer a que “ no vuelva a pecar”. La mujer estaba preparada -al menos narrativamente- para la muerte, pero Jesús la despide viva. Propiamente, Jesús no la perdona, pero no la condena, que es lo que estaba en juego en el relato, él vino a salvar, no a condenar. Es notable cómo Jesús encarna la actitud de rechazo al pecado y amor al pecador. Esto fue magistralmente expresado por Agustín que dice, cuando quedan solos Jesús y la mujer: “ sólo quedaron dos, la miserable y la misericordia”.
 
 
Comentario
A Jesús no van a buscarlo porque confíen en su buen criterio o porque reconozcan autoridad a su palabra, o porque él pueda decidir la suerte de la mujer. En realidad, en este drama ni Jesús ni la mujer son importantes. Ambos son rechazados por los escribas y fariseos. Jesús, porque buscan atraparlo, la mujer porque es una simple excusa para ese objetivo. Por eso, porque su palabra en realidad no importa es que el Señor se inclina para escribir en tierra. Manifiesta su desinterés por la cuestión, como ellos también la manifiestan.
Somos tan prontos a juzgar y condenar, nosotros los hombres. ¡Es tan fácil en este caso! Nada menos que una adúltera, descubierta en plena infidelidad. Hay que aplicarle el rigor de la ley: ¡debe ser apedreada! De paso, veremos cuánto de fiel a la ley es Jesús. La actitud del Señor no parece ser muy atenta; casi, hasta parece indiferente ... Juzgar y condenar, en nuestras actitudes, muchas veces van de la mano, se le parecen. Los hombres ya condenaron, falta que hable Jesús, para condenarlo también a él.
¿Sexo? ¡Horror! Para tantos, todavía sigue siendo el más grave y horroroso de los pecados. Es cierto que muchas veces nos hemos ido al otro extremo, y no hablamos ya del tema, pero cuántas veces nos encontramos con actitudes o comentarios que parecen que el único pecado existente es el pecado sexual. La envidia, la ambición, la falta de solidaridad, la injusticia, la soberbia, y tantos otros, parecen no existir en la “lista”. El sexo es " el" pecado. Esa es, también, la actitud de los acusadores de la mujer: fue descubierta en pleno pecado, ¡debe ser apedreada! "- Muy bien, el que no tenga pecado, tire la primera piedra". Y, casualmente, los primeros en retirarse son los ancianos, los que ya no tienen " ese" pecado. Muchos pecados hay, no uno, pero nosotros juzgamos, ¡y hasta condenamos!
Sería casi sin sentido hacer una lista de todos los pecados de nuestro presente; sería sin sentido porque sería interminable: basta con leer casi cada página de los diarios... ¿Quién considera pecado sus opciones políticas que miran sus intereses y no lo que mejor beneficie la causa de los pobres? ¿Quién considera pecado su falta de solidaridad con los marginados de su mismo barrio o región? ¿Quién considera pecado su " no te entrometas", o su falta de compromiso político para que los pecados desaparezcan?... Y, en esa misma línea: ¿quién no considera un pecado atroz y gravísimo a una madre soltera, o todo lo relacionado con el sexo?, ¿quién no considera verdaderamente intolerable toda cercanía siquiera con prostitutas...? Este, que hoy leemos, fue el texto comentado por monseñor Romero en su célebre última homilía: “No encuentro figura más hermosa de Jesús salvando la dignidad humana, que este Jesús que no tiene pecado frente a frente con una mujer adúltera... Fortaleza pero ternura: la dignidad humana ante todo... A Jesús no le importaban (los) detalles legalistas... Él ama, ha venido precisamente para salvar a los pecadores... convertirla es mucho mejor que apedrearla, ordenarla y salvarla es mucho mejor que condenarla... Las fuentes (del) pecado social (están) en el corazón del hombre... nadie quiere echarse la culpa y todos son responsables... de la ola de crímenes y violencia... la salvación comienza arrancando del pecado a cada hombre." "-No peques más".


[1] http://www.servicioskoinonia.org/biblico/100321.htm


viernes, 12 de marzo de 2010

2° Martes 09-03-2010 Hijo pródigo

La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo los textos

2 Cor 5, 17-21

 

Hermanos:

  El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación.

  Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.

 

Palabra de Dios.

 

X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

 

  Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo entonces esta parábola:

  «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde. " Y el padre les repartió sus bienes.

  Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.

  Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.

  Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

  Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!" Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros."

  Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

  El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo."

  Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado." Y comenzó la fiesta.

  El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.

  El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo."

  El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!"

  Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado."»

Me imagino el lugar…

Un campo cultivado, la casa del Padre, el hijo menor, el mayor. El país lejano,  el camino de vuelta. El abrazo del Padre, la fiesta.

Pido al Señor… lo que quiero

Señor que pueda experimentar la alegría de tu perdón y que despierte en mi el deseo de reconciliar a los demás.



La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella contempla el misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.




jueves, 4 de marzo de 2010

Para Cuaresma

PARA ESTA CUARESMA…


AYUNARÉ de juzgar a otros.

DESCUBRIRÉ a CRISTO que VIVE EN ELLOS!

Ayunaré de palabras hirientes.

DIRÉ FRASES SANADORAS!

Ayunaré del egoísmo.

VIVIRÉ en GRATUIDAD!

Ayunaré de enojos.

PROCURARÉ VIVIR EN PACIENCIA!

Ayunaré de pesimismo.

ME LLENARÉ DE ESPERANZA!

Ayunaré de preocupaciones.

CONFIARÉ MAS EN DIOS PÀDRE!

Ayunaré de quejarme.

DARÉ GRACIAS A DIOS por la maravilla de la vida!

Ayunaré de la angustia.

ORARÉ CON MÁS FRECUENCIA!

Ayunaré de la amargura.

PRACTICARÉ EL PERDÓN!

Ayunaré de darme importancia a mi mismo.

SERÉ COMPASIVO con los demás!

Ayunaré de ansiedad sobre mis cosas.

Me comprometeré en la PROPAGACIÓN del REINO!

Ayunaré de desalientos.

Me llenaré del ENTUSIASMO de la FE!

Ayunaré de todo lo que me separe de Jesús.

INTENTARÉ VIVIR MUY CERCA DE ÉL!!!



martes, 2 de marzo de 2010

1ª Martess 02/03/2010 ¿Todo por una Higuera?

Los preámbulos de la oración

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Te proponemos para meditar el evangelio del próximo domingo, Evangelio de San Lucas, capítulo 13, desde el versículo 6 hasta el versículo 9 inclusive

Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?”. Pero él respondió: “Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”

Me imagino el lugar…
Aquí puede ser un viñedo, las vides en filas, todo florecido, casi maduro para la cosecha…
Pido al Señor… lo que quiero
Señor que podamos descubrir cómo podemos dar frutos

 

 

La contemplación en tres pasos

La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella contempla el misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.
1° Momento: veo a los personajes de la escena
El texto nos presenta dos personajes y una higüera.
El dueño del campo, él como cualquier dueño de cualquier campo, de vez en cuando visíta sus propiedades para ver cómo crece y madura aquello que ha sembrado.
Cada visita alberga el secreto deseo de ver fructificar su tierra, y poder alegrarse del fruto maduro…
El viñador no es el dueño, aunque comparte con el dueño el deseo de que la viña de fruto a su tiempo, se diferencia del dueño en que colabora con la planta para que esta de fruto.
Para el viñador, cada fruto es gracias al trabajo de la planta y de su esfuerzo por cuidar que crezca fuerte y sana.
La higüera, que crece, tiene en si una fuerza vital que la empuja a dar fruto, es cierto que tiene que hacer frente a las adversidades climáticas; pero también necesita de los nutrientes que le proporciona la tierra, y muchas veces de los cuidados del viñador para dar fruto.

Y a mí: ¿Qué me dice esto que veo? ¿Cómo se relaciona con mi vida?

2° momento: Escucho lo que dicen o hablan las personas.
Escuchamos lo que dice el dueño del campo:
Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?
Sus palabras dejan entrever su queja: la higuera está ocupando un espacio valioso. Sus palabras son durísimas: córtenla
¿Por qué suena tan duras sus palabras?
El dueño del campo esperó tres años a la higuera.
Tal vez, cada tenía la secreta convicción de que la planta era capaz de dar frutos. Por eso supo esperar.
Pero también prestamos oídos al viñador:
Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”
Sus palabras suenan a suplica: Señor deje usted la higuera un año más.
La higuera es buen árbol, sus frutos son muy sabrosos y nutritivos, y esto lo saben tanto el dueño como el viñador.
El viñador es capaz de convertirse en defensor de la higuera, porque sabe que sus cuidados y su dedicación pueden hacer que ella de fruto: yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré

La higuera no dice nada, calla porque tal vez comprende que no ha dado hasta ahora frutos… o tal vez porque sabe que los cuidados y el compromiso del viñador harán que ella sea fecunda.

Y esto que he escuchado qué tiene ¿Que ver con mi vida? ¿Cómo ha intervenido o quiere intervenir Jesús, el viñador, para que mi vida de fruto?

3°Momento: Miro lo que hacen…
Fijamos nuestra atención en el dueño del campo, seguramente ya venía decidido a cortar la planta, pero cambia de parecer. ¿Qué lo lleva a hacer tal cosa? La confianza que tiene en el viñador. Es por la palabra del viñador que deja que la higuera siga en pie.
Ahora vemos al viñador; el no es el dueño del campo, pero es capaz de interceder y comprometerse por algo que no es suyo.
¿Qué hace la higuera? Se deja ayudar, deja que otros intercedan por ella…que remuevan la tierra que la rodea… que la abonen… tal vez esconde en su silencio el secreto deseo de tener vida y dar fruto en abundancia.

Y nosotros… muchas veces no damos el fruto que podemos dar… en la vida, en los estudios, en mi compromiso con la realidad… Ahora es tiempo de sacar provecho de todo lo contemplado

 

Hablo con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre, el dueño del Campo… o con Jesús el viñador presentándole lo que ha surgido de la contemplación.
Hablo con El de corazón a corazón, de amigo a amigo… Me despido con reverencia, le doy gracias por éste encuentro.
Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN:
Preguntas que pueden ayudar:
¿Cómo comencé a rezar?
¿Hice silencio interior para escuchar lo que El tenía para decirme?
¿Qué palabras definen los sentimientos que tuve durante mi oración? (paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad…)
¿Cómo termine?
¿Algo ha cobrado fuerza dentro de mí?

PARA COMPARTIR EN GRUPO:
Nos reunimos en grupos de 6 personas.
1.- Nos presentamos: edad, lugar de donde soy, lugar donde vivo actualmente, ¿Estudio? ,¿Dónde? ¿En qué año? ¿Trabajo? ¿En qué?
Actualmente ¿hago algún apostolado o actividad?
2.- Para compartir en el grupo: ¿Por qué rezo? ¿Qué espero de mi oración?
3.- Si alguno se anima pueden compartir aquello que ha sucedido en este momento de oración.