lunes, 27 de septiembre de 2010

Domingo 26 de Septiembre

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
 Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16, 19-31

 Jesús dijo a los fariseos:
 «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
 El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
 En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan."
 "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí."
 El rico contestó: "Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento."
 Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen."
 "No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán."
 Pero Abraham respondió: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán."»

Palabra del Señor.
Me imagino el lugar…
Una casa lujosa y un portal grande donde está Lázaro yaciendo. Desde una ventana de la casa puede ver al hombre tirado padeciendo toda clase de necesidades.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno de las injusticias de la sociedad para que me muevan a ejercer la misericordia con los necesitados.
LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena
Vemos a las personas que interviene en esta escena, el rico que en su casa viste lujosamente y vive de fiesta o de banquete derrochando dinero y comida que Lázaro ansía para saciar su hambre.
Lázaro está llagado como si dijera que esa es su vestimenta. Todo rodeado de perros que vienen a molestarlo lamiendo sus llagas.

Reflexiono en mi, me pregunto: ¿Cómo uso de mis medios materiales y espirituales? ¿Soy capaz de compadecerme de otros hermanos y compartir?

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
    Escucho el diálogo entre el rico y Abrahán pidiendo que tenga compasión como él no la ha tenido de su vecino Lázaro: "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo….

"No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán."


Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho. ¿Qué actitud tomo cuando veo mis errores o pecados? ¿Soy capaz de tomar decisiones y llevarlas a cabo?

3°Momento: Miro lo que hacen…
El rico que vive probándose ropa muy fina, mirándose al espejo. Con muchos empleados que lo sirven y le preparan los banquetes. El hombre que come y deja caer parte de la comida, desordenadamente, hace de la comida el centro de su vida. (vive para pasarla bien, pero mirando para otro lado que no sea el pobre Lázaro que desea y necesita su ayuda)

Reflexionamos para sacar algún provecho...  nosotros ¿Somos capaces mirar a los otros y ponernos en sus zapatos o sentir en la piel compadeciéndonos?¿ A qué me invita el Señor hoy?

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre  o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el salvador de los hombres.
En esta oración le puedo pedir la gracia de sentir compasión y ser capaz de dejarme mover por lo que movía a Jesús: el amor, la compasión y la misericordia.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXAMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

Domingo 19 de Septiembre

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas 16, 1-13
[1] Jesús dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes. [2] Lo mandó llamar y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no continuarás en ese cargo.» [3] El administrador se dijo: «¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza. [4] Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten el cargo, tenga gente que me reciba en su casa.» [5] Llamó uno por uno a los que tenían deudas con su patrón, y dijo al primero: [6] «¿Cuánto debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien barriles de aceite.» Le dijo el administrador: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta.» [7] Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto le debes?» Contestó: «Cuatrocientos quintales de trigo.» Entonces le dijo: «Toma tu recibo y escribe trescientos.» [8] El patrón admiró la manera tan inteligente de actuar de ese administrador que lo estafaba. Pues es cierto que los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz. [9] Por eso les digo: Utilicen el sucio dinero para hacerse amigos, para que cuando les llegue a faltar, los reciban a ustedes en las viviendas eternas. [10] El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes. [11] Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos? [12] Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros?  [13] Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
Esta parábola -no siempre bien interpretada- va dirigida a los fariseos que son amigos del dinero, su verdadero Dios. Representa, como tantas otras, un caso extremo: un hombre que está a punto de ser despedido de su trabajo y que necesita actuar urgentemente para garantizarse el futuro, antes de quedarse sin empleo. Para ello plantea una estrategia. Acusado de derrochar los bienes de su amo (16,1), causa por la que se va a quedar sin trabajo, decide rebajar la cantidad de la deuda de cada uno de los acreedores de su amo, renunciando a la comisión que le pertenece como administrador. Es sabido que los administradores no recibían en Palestina un sueldo por su gestión, sino que vivían de la comisión que cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. La actuación de administrador debe entenderse así: el que debía cien barriles de aceite había recibido prestados cincuenta nada más, los otros cincuenta eran la comisión correspondiente a la que el administrador renuncia con tal de granjearse amigos para el futuro. Renunciando a su comisión, el administrador no lesiona en nada los intereses de su amo. De ahí que el amo lo felicite por saber garantizarse el futuro dando el "injusto dinero" a sus acreedores. El amo alaba la estrategia de aquel "administrador de lo injusto", calificativo que se da en el evangelio de Lucas al dinero, pues, en cuanto acumulado, procede de injusticia o lleva a ella.
Para Lucas, todo dinero es injusto. Ahora bien: si uno lo usa -desprendiéndose de él- para "ganarse amigos", hace una buena inversión no en términos bursátiles, ni bancarios, sino en términos humanos cristianos. El injusto dinero, como encarnación de la escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los demás lo que de hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos y marginados. La parábola termina con esta frase lapidaria: "No pueden servir a Dios y al dinero". La piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia al dinero. El amor al dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: no hay término medio. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo, la sociedad, donde los discípulos de Jesús tienen que compartir lo que poseen con los que no lo tienen, con los oprimidos y desposeídos, los desheredados de la tierra.
El afán de dinero es la frontera que divide el mundo en dos; es la barrera que nos separa de los otros y hace que el mundo esté organizado en clases antagónicas: ricos y pobres, opresores y oprimidos; el ansia de dinero es el enemigo número uno que imposibilita que el mundo sea una familia unida donde todos se sienten a la mesa de la vida.


Me imagino el lugar…
Seguramente la escena transcurre en el lugar donde trabajaba este administrador.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.
1° Momento: veo a los personajes de la escena
Veo al hombre rico, el patrón, y también al administrador. Imagino sus rostros, su vestimenta...

Reflexiono en mi, me pregunto...

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
    Escuchamos el diálogo entre ambos, y también el diálogo del administrador  con los deudores de su patrón...
Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…
Miramos de vuelta la escena y miro lo que cada uno de los personajes hace, como se desenvuelven frente a esta situación...
Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre  o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.
Para trabajar en grupos
Compartimos nombres, apellido, ocupación y si nos animamos el por qué hemos venido a este espacio de oración
Para la revisión de vida
El mensaje de Jesús es claro: "no podemos servir a Dios y al dinero". ¿De qué lado me coloco yo? ¿Cómo vivo personalmente mi relación con los bienes temporales? ¿Me esclavizan? ¿Trato de contemporizar y servir a los dos?

martes, 7 de septiembre de 2010

Domingo 12 de septiembre:

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas 15,1-10

1 Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. 2 Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». 3 Jesús les dijo entonces esta parábola: 4 «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, 6 y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido”. 7 Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
8 Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido”. 10 Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte».
Me imagino el lugar…

Seguramente la escena transcurre en la ciudad, en un lugar público donde tantas veces enseñó Jesús....tal vez en la plaza o en la entrada de la sinagoga de aquel lugar.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena
Vemos a las personas que interviene en esta escena, primero a los “publicanos y pecadores”, ello se sienten atraídos; ellos saben de sus limites y pecados, pero no se sientes juzgados ni excluidos por el Señor... sienten en Jesús y en sus palabras... palabras de vida eterna.

También vemos a los fariseos y a los escribas, ellos murmuran... murmurar es hablar entre dientes, manifestando queja o disgusto por algo; hay algo en lo que dice y lo que hace Jesús que les molesta... y aunque sientan molestia no son capaces de enfrentar la situación...hablan por abajo generando división.
Vemos a Jesús, aunque sabe que están murmurando de él... es tan libre de espíritu que no se deja afectar... hace lo que tiene que hacer en la seguridad de la misión recibida.

Reflexiono en mi, me pregunto ¿cuáles son las cosas que me hacen murmurar? ¿Qué me atrae inevitablemente al Señor Jesús y sus palabras? ¿Vivo mi misión en la libertad de los hijos de Dios?

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
    Centramos nuestra atención en los dos ejemplos que Jesús pone a sus seguidores, la oveja y la moneda perdida... ¿A que pastor no se le pierde una oveja traviesa?... sin embargo el pastor que la busca puede encontrarla porque la oveja bala
    El ejemplo de la moneda perdida es distinta, su valor es lo que habitualmente ganaba un jornalero por día, la viejita pierde aquello necesario para vivir... por eso revuelve todo para encontrarla. La diferencia entre la oveja y la moneda es que mientras la primera puede balar para ser encontrada, la moneda tiene que esperar a que el dueño se de cuenta que la perdió y se ponga a buscarla ya que ella no puede hacer nada para dar noticia de que se perdió.


Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho. ¿Que hacemos cuando nos perdemos?

3°Momento: Miro lo que hacen…
Miramos de vuelta la escena, los ejemplos de Jesús terminan siempre con una fiesta, podemos imaginarnos la fiesta del Pastor, por haber encontrado la oveja, o la fiesta de la viejita por haber encontrado la moneda... es desproporcionado... porque así es Dios... exagerado... desproporcionado... sin medida

Tratamos de entrar en los sentimientos de los “publicanos y pecadores” ellos tal vez sientan una gran consuelo y una gran alegría por que entienden la desproporción de Dios que los favorece.

Volvemos a los fariseos y los escribas y tratamos de entender su rabia, su enojo, su murmuración; están así porque no ganan nada, no reciben ningún beneficio, están lejos de ser los festejados

Reflexionamos para sacar algún provecho...  nosotros ¿Somos capaces de esta alegría?

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre  o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el salvador de los hombres.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXAMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

Domingo 5 de Septiembre: El seguimiento de Jesús

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas 14, 25-33

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: «Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
 ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: "Este comenzó a edificar y no pudo terminar."
 ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.»





Para la reflexión personal
Nos puede parecer que ser discípulo de Jesús  es algo fácil de ser deseado. La figura de Jesús se nos presenta atrayente por su santidad, su bondad. Tan humana y tan divina que no puede menos que impulsar el deseo de seguirlo.
Vemos hoy como incluso mucha gente que no es cristiana, en todos los lugares del mundo se muestra seducida  por la personalidad de Jesús y la ha propuesto como ideal. Pero al verdadero discípulo de Jesús, tal como El nos lo exige en el Evangelio, se le pide mucho más que una simple admiración a Jesús o un reconocimiento de sus cualidades y de sus virtudes. Jesús nos dice en el Evangelio: El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Seguir a Cristo de veras y de cerca, supone mucho. Por encima de todo debe estar el amor a Dios. En el Evangelio nos dice que debe superar el amor a nuestra familia e incluso a nosotros mismos. Y que si alguien o algo se opone a Cristo y nos separa del camino hacia El, debemos optar por el Señor. No es que  se nos plantee la disyuntiva entre querer a Jesús y a nadie más. Simplemente el Señor nos pide que no amemos a otro en mayor medida que a El.
Debemos amar a Jesús y a nuestro prójimo, empezando por el que tenemos más cerca, como son nuestros padres, nuestros maridos/mujeres y nuestros hijos.
Pero el amor a Dios es un amor distinto a los amores humanos, que precisamente se basan en el amor a Dios.
No estamos entre la espada y la pared, para elegir entre amar a Jesús y amar a los demás. Tenemos que amar primero a Jesús, y también a nuestro prójimo. Este Evangelio nos pide sencillamente que antepongamos el amor a Jesús a cualquier otro amor.
Porque Jesús es lo más importante. Quien tiene a Jesús lo tiene todo. Quién ama a Jesús, ama a todos. Pero eso sí, que ningún “amor” nos separe de su amor, que es la clave de su vida.
Jesús nos habla de analizar nuestros propios recursos, nuestras ventajas y nuestras limitaciones, para tomar decisiones sobre lo que debemos hacer o dejar de hacer.
En esta parábola compara la actitud que tiene que adoptar aquel que va a encarar una construcción, o una batalla.
Pero si puede ser importante en la vida el resultado de una construcción o una guerra, mucho más importante para cada uno de nosotros es tener éxito en ser discípulos fieles de Cristo.
Y para esta misión, que es común para todos los cristianos, resulta necesario examinarnos interiormente para descubrir que aspectos tenemos que corregir o mejorar para seguir más de cerca al Señor.
San Juan de la Cruz decía que el conocimiento de uno mismo es el primer paso que tiene que dar el alma para llegar al conocimiento de Dios.
Los buenos comerciantes hacen un balance cada día del estado de sus negocios. ¿Cuánto vendí hoy, cuánto gasté, que ganancia tuve? Tratan de descubrir donde pueden mejorar, cual es la causa de haber perdido un negocio. Hasta un mendigo revisa dónde le conviene pedir, y a qué hora, para poder obtener de la gente mayor ayuda.
Nuestro gran negocio de cada día es la correspondencia a la llamada del Señor. No existe nada que tenga tanto valor como el acercarnos cada día un poco más a Cristo.
Al final Jesús nos pide renunciar a todo lo que poseemos para ser su discípulo. Renunciar no necesariamente sea el dejar todo y seguirlo, para algunos tal vez sí. Pero lo más probable que nos esté invitando a desprendernos o despegar el corazón de todo lo que nos quita vida y libertad, como puede ser nuestro ego o egoísmo que nos hace sufrir por todo, renunciar a nuestros impulsos de agresividad con los que nos dañamos a nosotros  y a los demás, a encerrarnos en nosotros mismos y no salir al encuentro con los otros, a la pereza, a no darnos tiempo para hablar con el Señor y decirle que lo queremos, que lo necesitamos o que estamos enfadados porque no se dan las cosas como esperamos.
También puede ser renunciar a afectos desordenados a cosas, ideas, proyectos,  personas que nos tienen apresados y no nos permiten seguir a Jesús y a sus invitaciones.
Me imagino el lugar…
Un camino por donde va caminando Jesús y un gran gentío que lo acompaña...
Pido al Señor… lo que quiero
Señor quiero renunciar a todo lo que me separa de ti: mi ego enfermizo y susceptible, mis impulsos de agresividad, los afectos desordenados que me esclavizan, el negarme a aceptar tu amor y tus invitaciones, que tome mi cruz y te siga…. O lo que te sientas movido a pedir.

LA CONTEMPLACION EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.
1° Momento: veo a los personajes de la escena
Jesús, a sus discípulos y al gentío que lo acompañan.

Reflexiono en mi, me pregunto ...

2° momento: Escucho lo que dicen o hablan las personas.
“cualquiera que venga a mi y quiera ser mi discípulo que me ame más que a todos”
 “el que quiera seguirme que renuncie a todo lo que posee”   
Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…

Los discípulos escuchan a Jesús, se sorprenden de lo que dice. Le preguntan sus dudas.
Siempre buscando sacar algún provecho respecto de nuestra vida. ¿Qué me dice esto a mí?

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios o dialogando con Jesús acerca de cómo la pregunta del de Jesús también a mi me toca responderla... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXAMEN DE LA ORACIÓN: Algunos pasos que pueden ayudar:

1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.


PARA COMPARTIR EN GRUPO:

Para los grupos nuevos
1.- Nos presentamos: edad, lugar de donde soy, lugar donde vivo actualmente, ¿Estudio? ,¿Dónde? ¿En qué año? ¿Trabajo? ¿En qué?

Para los grupos ya formados
1.- ¿Cómo es tu vida de oración?

Para todos
2.- Desde tu experiencia de oración ¿Qué cosas son importantes? Y a ti ¿Que cosas te ayudan?
3.- ¿Que te llegó de esta oración?
4.- Desde tu experiencia de Oración: ¿Cómo identificas la voz de Dios de las demás voces? 

Domingo 29 de Agosto: Si te invitan

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro… 

Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo. 

Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas 14,1.7-14


1 Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
7 Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: 8 «Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, 9 y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. 10 Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. 11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado».
12 Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. 13 Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. 14 ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».
Me imagino el lugar…
Me imagino el lugar del banquete, la disposición de las mesas, el espacio, la luz, los lugares, etc....

Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga. 

LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena
Me centro en Jesús, él también había sido invitado a esta fiesta... tal vez asistió porque tenía algo que compartir con el anfitrión de la fiesta... tal vez una amistad... Tratamos de meternos en el Corazón de Jesús para reconocer en él sus motivaciones....
Vemos también a los invitados... toda fiesta también es un momento de encuentro y socialización.
Reconocemos algunos de los invitados, ellos buscan los primeros puestos. Para ellos, más que el encuentro, primero está el aparecer; más que “ser” les importa “figurar” ser vistos...


Reflexiono en mi, me pregunto cómo es mi modo de estar cuando “hago sociales”. ¿que es lo importante en mi vida, ser o aparecer?

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
Escuchamos a Jesús, en medio de la fiesta cuenta un cuento, relata una parábola...
Escuchamos atentamente la parábola... nos metemos dentro, nos hacemos participes de la escena...
Sentimos a Jesús que habla de los últimos y de los primeros... de los humillados y de los ensalzados...


Una de las peores cosas que nos puede suceder en la vida es estar desubicado, peor aún es estar desubicado y no darse cuenta y pésimo es que nuestra desubicación sea puesta en evidencia... este es el caso de la parábola...


Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…
Miramos de vuelta la escena...
Nos imaginamos la situación de la parábola...
...que humillante es ser corrido de lugar, que vergonzoso es que nos “re-categoricen, y nos bajen el escalafón... pero da más vergüenza ajena cuando uno se da cuenta de que el otro es una “escalador” un “ventajista” que no le importa cómo llegar a los primeros puestos.... para muchos lo importante es estar en la “cresta de la Ola”. Esta es la dinámica del mundo.
El Reino funciona de otra manera...


Vemos cómo los que se creen primeros tienen que cambiar de lugar para empezar a ser lo últimos y al revés.


Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabras y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXAMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

Domingo 22 de Agosto: Entren por la puerta estrecha

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La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según San Lucas 13, 22-30

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?". El respondió: "Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos'. Y él les responderá: 'No sé de dónde son ustedes'. Entonces comenzarán a decir: 'Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas'. Pero él les dirá: 'No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!'. Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos".

Me imagino el lugar…

Una pradera verde donde está Jesús con sus discípulos charlando.

Pido al Señor… lo que quiero

Señor que pueda conocerte mas para seguirte mejor...
Para la reflexión personal
Jesús continua su viaje a Jerusalén hacia la cruz, pasando por pueblos y aldeas en los que enseñaba. En este contexto uno pregunta a Jesús: Señor, ¿son pocos aquellos que se salvaran? La pregunta como se ve, apunta al número: ¿ Cuántos vamos a salvarnos, pocos o muchos? La respuesta de Jesús traslada la atención del "cuántos" al " Cómo" nos salvamos.
Entonces Jesús aprovecha la oportunidad, en este evangelio, para instruir a los discípulos sobre los requisitos de la salvación. La cosa nos interesa naturalmente en sumo grado también a nosotros, discípulos de hoy que estamos frente al mismo problema. Pues bien, ¿ qué dice Jesús respecto del modo de salvarnos? Dos cosas: una negativa, una positiva; primero, lo que no sirve y no basta, después lo que sí sirve para salvarse. No sirve, o en todo caso no basta, para salvarse el hecho de pertenecer a determinado pueblo, a determinada raza o tradición, institución, aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas... No sé de donde son ustedes" en el relato de Lucas, es evidente que los que hablan y reivindican privilegios son los judíos; en el relato de Mateo, el panorama se amplía: estamos ahora en un contexto de Iglesia; aquí oímos a cristianos que presentan el mismo tipo de pretensiones: " Profetizamos en tu nombre (o sea en el nombre de Jesús), hicimos milagros... pero la respuesta de Señor es la misma: ¡ no los conozco, apártense de mí! (Mt 7, 22-23). Por lo tanto, para salvarse no basta ni siquiera el simple hecho de haber conocido a Jesús y pertenecer a la Iglesia; hace falta otra cosa.
Justamente esta "otra cosa" es la que Jesús pretende revelar con las palabras sobre la " puerta estrecha". Estamos en la respuesta positiva , en lo que verdaderamente asegura la salvación. Lo que pone en el camino de la salvación no es un título de propiedad ( no hay títulos de propiedad para un don como es la salvación), sino una decisión personal. Esto es más claro todavía en el texto de Mateo que contrapone dos caminos y dos puertas - una estrecha y otra ancha - que conducen respectivamente una al vida y una a la muerte: esta imagen de los dos caminos Jesús la toma de (Deut 30,15ss) y de los profetas (Jer 21,8); fue para los primeros cristianos, una especie de código moral . Hay dos caminos - leemos en la Didaché - uno de la vida y otro de la muerte; pero la diferencia entre los dos caminos es grande. Al camino de la vida le corresponden el amor a Dios y al prójimo , el bendecir a quien maldice, el mantenerse alejado de los deseos carnales, perdonar a quien te ofende, ser sincero, pobre; en suma; los mandamientos de Dios y las bienaventuranzas de Jesús. Al camino de la muerte le corresponden, por el contrario, la violencia la hipocresía, la opresión del pobre, la mentira; en otras palabras lo opuesto, a los mandamientos y las bienaventuranzas.
Volvamos al hilo del discurso; Jesús rompe el esquema y lleva el tema al plano personal y cualitativo no solo es necesario pertenecer a una determinada "comunidad" ligada a una serie de practicas religiosas que nos dan la garantía de la salvación. Lo importante es atravesar la puerta estrecha es decir el empeño serio y personal por la búsqueda del reino de Dios, esta es la única garantía que nos da la certeza que se está en el camino que nos conduce a la luz de la salvación. Jesús ha repetido muchas veces este concepto " no todos los que me dicen Señor, Señor entraran en el Reino de los cielos, sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos".
Comer y beber el cuerpo y la sangre de Señor, escuchar su Palabra, multiplicar las oraciones es importante pero no es suficiente para alcanzar la Salvación, porque como afirma Dios por boca del profeta Isaías " no puedo soportar falsedad y solemnidad" (1,13) al rito se debe unir la vida, la religión debe impregnar toda la vida la oración debe orientarse a la practica de la caridad, la liturgia debe abrirse a la justicia y al bien de otra manera como han dicho los profetas el culto es hipócrita y es incapaz de llevarnos a la salvación, y escucharemos las palabras de Jesús "aléjense de mi operarios de iniquidad, el acento esta en las obras, expresión de una
La vida Cristiana es una vida de lucha diaria por elevarse a un nivel espiritual superior; es erróneo cruzarse de brazos y relajarse después de haber hecho un compromiso personal con Cristo. No podemos quedarnos estancados en nuestra fidelidad al reino de Dios.
Creer es una actitud seria y radical y no solo se reduce aciertos actos de devoción, estos pueden ser signos de una adhesión radical; finalmente al Reino de Dios son admitidos todos los justos de la tierra que han luchado, amado y se han esforzado por su fe con sinceridad de corazón, esto significa que el cristianismo se abre a todas las razas, a todas las culturas, a todas las expresiones sociales y personales sin ninguna restricción.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios o dialogando con Jesús acerca de cómo la pregunta del de Jesús también a mi me toca responderla... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN: Algunos pasos que pueden ayudar:


1º paso: Pídele a Dios


    • memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración


    • entendimiento para comprender su significado


    • voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración


    • ¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?


    • ¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?


    • ¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.


PARA COMPARTIR EN GRUPO:



Para dialogar en grupos:
1.- Nos presentamos: edad, lugar de donde soy, lugar donde vivo actualmente, ¿Estudio? ,¿Dónde? ¿En qué año? ¿Trabajo? ¿En qué?


2.- "Al final, el que se salva sabe y el que no, no sabe nada", decía el adagio clásico. ¿De qué sirve al ser humano ganar todo el mundo si al final se malogra a sí mismo. Cómo voy construyendo mi salvación, por puro culto y liturgia o con obras de amor y servicio?