lunes, 27 de septiembre de 2010

Domingo 19 de Septiembre

La Preparación
Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…
Presencia de Dios
Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.
Leo el texto a contemplar
Evangelio según San Lucas 16, 1-13
[1] Jesús dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes. [2] Lo mandó llamar y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no continuarás en ese cargo.» [3] El administrador se dijo: «¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza. [4] Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten el cargo, tenga gente que me reciba en su casa.» [5] Llamó uno por uno a los que tenían deudas con su patrón, y dijo al primero: [6] «¿Cuánto debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien barriles de aceite.» Le dijo el administrador: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta.» [7] Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto le debes?» Contestó: «Cuatrocientos quintales de trigo.» Entonces le dijo: «Toma tu recibo y escribe trescientos.» [8] El patrón admiró la manera tan inteligente de actuar de ese administrador que lo estafaba. Pues es cierto que los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz. [9] Por eso les digo: Utilicen el sucio dinero para hacerse amigos, para que cuando les llegue a faltar, los reciban a ustedes en las viviendas eternas. [10] El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes. [11] Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos? [12] Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros?  [13] Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
Esta parábola -no siempre bien interpretada- va dirigida a los fariseos que son amigos del dinero, su verdadero Dios. Representa, como tantas otras, un caso extremo: un hombre que está a punto de ser despedido de su trabajo y que necesita actuar urgentemente para garantizarse el futuro, antes de quedarse sin empleo. Para ello plantea una estrategia. Acusado de derrochar los bienes de su amo (16,1), causa por la que se va a quedar sin trabajo, decide rebajar la cantidad de la deuda de cada uno de los acreedores de su amo, renunciando a la comisión que le pertenece como administrador. Es sabido que los administradores no recibían en Palestina un sueldo por su gestión, sino que vivían de la comisión que cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. La actuación de administrador debe entenderse así: el que debía cien barriles de aceite había recibido prestados cincuenta nada más, los otros cincuenta eran la comisión correspondiente a la que el administrador renuncia con tal de granjearse amigos para el futuro. Renunciando a su comisión, el administrador no lesiona en nada los intereses de su amo. De ahí que el amo lo felicite por saber garantizarse el futuro dando el "injusto dinero" a sus acreedores. El amo alaba la estrategia de aquel "administrador de lo injusto", calificativo que se da en el evangelio de Lucas al dinero, pues, en cuanto acumulado, procede de injusticia o lleva a ella.
Para Lucas, todo dinero es injusto. Ahora bien: si uno lo usa -desprendiéndose de él- para "ganarse amigos", hace una buena inversión no en términos bursátiles, ni bancarios, sino en términos humanos cristianos. El injusto dinero, como encarnación de la escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los demás lo que de hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos y marginados. La parábola termina con esta frase lapidaria: "No pueden servir a Dios y al dinero". La piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia al dinero. El amor al dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: no hay término medio. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo, la sociedad, donde los discípulos de Jesús tienen que compartir lo que poseen con los que no lo tienen, con los oprimidos y desposeídos, los desheredados de la tierra.
El afán de dinero es la frontera que divide el mundo en dos; es la barrera que nos separa de los otros y hace que el mundo esté organizado en clases antagónicas: ricos y pobres, opresores y oprimidos; el ansia de dinero es el enemigo número uno que imposibilita que el mundo sea una familia unida donde todos se sienten a la mesa de la vida.


Me imagino el lugar…
Seguramente la escena transcurre en el lugar donde trabajaba este administrador.
Pido al Señor… lo que quiero
Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.

LA CONTEMPLACIÓN EN TRES PASOS
La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.
Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.
1° Momento: veo a los personajes de la escena
Veo al hombre rico, el patrón, y también al administrador. Imagino sus rostros, su vestimenta...

Reflexiono en mi, me pregunto...

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.
    Escuchamos el diálogo entre ambos, y también el diálogo del administrador  con los deudores de su patrón...
Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…
Miramos de vuelta la escena y miro lo que cada uno de los personajes hace, como se desenvuelven frente a esta situación...
Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios
La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre  o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.

EXÁMEN DE LA ORACIÓN:
1º paso: Pídele a Dios
memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración
entendimiento para comprender su significado
voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado
2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración
¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?
¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?
¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?
3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...
4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?
5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?
6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?
7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.
8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.
Para trabajar en grupos
Compartimos nombres, apellido, ocupación y si nos animamos el por qué hemos venido a este espacio de oración
Para la revisión de vida
El mensaje de Jesús es claro: "no podemos servir a Dios y al dinero". ¿De qué lado me coloco yo? ¿Cómo vivo personalmente mi relación con los bienes temporales? ¿Me esclavizan? ¿Trato de contemporizar y servir a los dos?

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