miércoles, 11 de abril de 2012

1.- Incredulidad vs actitud de Fe


La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según san Juan Jn 20,19-31


Ese mismo día, el primero de la semana, después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde con las puerta cerradas por miedo a los Judíos. Llegó Jesús, se puso en medio de ellos y les dijo:«la paz esté con ustedes» Dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho de ver al Señor.
Jesús les volvió a decir «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mi, así los envío yo también. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo «reciban el Espíritu Santo: a quienes descarguen de sus pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado el mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron «Hemos visto al Señor» pero el les contestó «Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos, y o introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré».
Ocho días después, los discípulos de Jesús estaba otra vez en casa, y Tomas estaba con ellos. Estando las puertas cerradas, Jesús vino y se puso en medio de ellos. Les dijo «la paz esté con ustedes» Después dijo a Tomas: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree»
Tomás exclamo: «Tu eres mi Señor y mi Dios» Jesús replicó «Crees porque me has visto ¡Felices los que no no ha visto pero creen»
Muchas de otras señales milagrosas hizo Jesús, en presencia de sus discípulos que no están en este libro. Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Crean y tendrán vida por su nombre.

Me imagino el lugar…

Seguramente la escena transcurre Jerusalén, los discípulos aterrados por la muerte de Jesús se esconde... por miedo.

Pido al Señor… lo que quiero

Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.
La incredulidad
La incredulidad, no es nuestro gran problema... sino más bien la forma en la cuál creemos.
El caso de Tomás es paradigmático para nosotros.
Tomás era uno de los doce, había escuchado al Señor, sus palabras le dieron vida, había visto tantos signos y prodigios, ciegos que ven, lisiados que caminan, muertos que vuelven a la vida... pero.

Para Tomás la muerte hasta este momento tenía la última palabra...
No era que no creyese en el Señor, tal vez las palabras del Señor le abrieron un nuevo horizonte, pero no habían llegado a transformarlo, a hacerlo nuevo.

Es significativa la actitud de Tomás; el necesita ver, tocar, hacer experiencia.

La escena comienza casi solemnemente, así comienza este relato: el primer día de la semana, como pronunciando una nueva creación, el relato del Génesis comienza, con el primer día de la semana, este relato, preanuncia la nueva creación inaugurada por Cristo, los cielos nuevos y la tierra nueva tan esperadas.

Tomás, no le falta Fe, sino que exige “la prueba de la Fe”; para él su Fe llega hasta el límite de lo posible. Para nosotros la fe es otra cosa; es creer contra toda esperanza, es transitar por el terreno de lo improbable, de lo imposible, y por eso mismo es Fe.

La traducción de texto que tomamos para la oración pone de manifiesto el proceso de Tomás; él está dispuesto a creer con condiciones: Hasta que no vea la marca de los clavos en sus manos, no meta mis dedos en el agujero de los clavos, y o introduzca mi mano en la herida de su costado, no creeré.
Tomás no cree en lo que sus compañeros de camino atestiguan, de alguna manera resta credibilidad al testimonio de otros testigos.
Tomás necesita datos bien precisos, la marca, el lugar, la posición. Hay en las exigencias de Tomás algo masoquista, quiere creer desde el dolor del costado abierto del Señor. Hasta cierto punto, para él es tan difícil creer como las pruebas que exige para creer.
Cree hasta un cierto punto, cunado la exigencia de la Fe entra en el ternos de lo desconocido, cuando la fe exigen un cierto “arrojo”, cuando la fe exige un plus que va más allá de lo creíble, la fe desfallece.

El hombre vive inmerso en un mundo y en un contexto donde cree, pero la fe es a medida, y la medida es hasta que satisfaga las propias posibilidades.

Al hombre de hoy le cuesta creer allí donde de esfuman la posibilidades... y el hombre cae en una crisis y busca razones para su esperanza

Tomás buscó razones en la racional, en lo verificable, en lo tangible.
En el ámbito de la Fe, existe una racionalidad que incluye pero que supera la racionalidad matemática... tenemos experiencias que “verifican” la misma fe y fundan la esperanza, es una verificabilidad de la fe, que se funda en el testimonio.

Jesús no se queda atrás, le da a Tomás lo que anda buscando... es significativo que en ningún momento el texto nos dice que Tomás haya medito el dedo o haya introducido la manos, sino que empieza a creer.

Hay dos elementos que ayudan a Tomás a creer, él como los demás seguían teniendo miedo, pero este miedo no fue suficiente como para tenerlos separados, desunidos, sino que la confirmación de la Fe de Tomás se gesta en el seno de una comunidad orante.
El segundo elemento, son las palabras del mismo Jesús.
Jesús no da vuelta al problema sino que lo enfrenta: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree»
Parece que las mismas palabras del Señor evocan y actualizan la fe de Tomás, él ya no necesita esas pruebas de parte de Jesús para creer, solo le basta la presencia y las palabras de Jesús.
Son ellas las que despiertan en Tomás esa actitud creyente que lo llevan a exclamar: Tu eres mi Señor y tu eren mi Dios. Una hermosa profesión de Fe, reconocer el Señorío de Cristo en la misma existencia y reconocer que este Cristo es Dios.

Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.

Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


Para dialogar

Experiencias de incredulidad y procesos de recuperación de la Fe.

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