martes, 29 de marzo de 2011

4º Domingo de Cuaresma

La Preparación


Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según San Juan 9,1-41

Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Jesús se acercó escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".

El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo". Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta". Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron. Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó:"¿Crees en el Hijo del hombre?". El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando". Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.

Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".


Me imagino el lugar…

Me imagino, la ciudad Santa, Jerusalem, con el magnifico Templo, lugar que Jesús recorrió tantas veces, cerca de la piscina de Siloé cura a este ciego...


Pido al Señor… lo que quiero

Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.



La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva:

Viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan

y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena

Centramos nuestra mirada en el ciego, el es ciego de nacimiento, nunca pudo ver nada, no conoce lo que es la luz. Es significativo que este al costado del camino, esto es una posición simbolica...

Veo a Jesús, el no es indiferente para aquellos que se encuentran al costado del camino...

Reflexiono en mi, me pregunto acerca de mis cegueras, aquellas que me dejan al costado del camino y acerca de las ayudas que he recibido para no quedarme allí.

2° Momento: Escucho lo que hablan las personas.

Jesús unta los ojos con barro de su saliva y dice: ve a lavarte a la piscina de Siloe. Siloé significa enviado. Casí como dicendo que recuperar la visión no sólo es mirar la vida de un modo y de una manera distinta, sino que implica además la misión.

Escuchamos a la gente, ellos ante el milagro, niegan la identidad del “ciego de nacimiento” … vivir en la luz, implica un nuevo mirar y hasta una “nueva identidad”, aquella que nos hace hijos de la Luz y no de las tinieblas.

Por último escuhamos al ciego... el ante la negación de su identidad la vuelve a reafirmar, frente a la negación de su situción (ceguera-vista) la confirma... la respuesta a la pregunta de Jesús : crees en el hijo del Hombres... nace de una experiencia, haber visto, haber experimentado la presencia sanadora de Jesús.


Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho.

3°Momento: Miro lo que hacen…

Es significativo que el ciego no pida, no grite a Jesús pidiendo su curación, casi pareciera que el “ciego” vive cómodo en su ceguera, ya se haía acostumbrado a su situación.

Miro a la gente que niega la identidad del ciego, a las autoridades que niegan el milagro … ¿Quienes son los ciegos? Jesús muchas veces afirma que no may mayores ciegos que aquello que no quieren ver.

Miro al ciego: él es una hombre obediente, hace lo que le dicen que tiene que hacer... esto lo cura pero no le da fe. La fe nace de una experiencia de ecuentro y de “visión”

Reflexionamos para sacar algún provecho.


Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXÁMEN DE LA ORACIÓN:

Preguntas que pueden ayudar:

¿Cómo comencé a rezar?

¿Hice silencio interior para escuchar lo que El tenía para decirme?

¿Qué palabras definen los sentimientos que tuve durante mi oración? (paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad…)

¿Cómo termine?

¿Algo ha cobrado fuerza dentro de mí?

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