martes, 19 de julio de 2011

Día del Amigo (Hna. Silvina)


Un día en que Jesús estaba enseñando, se sentaron entre los oyentes unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de toda la provincia de Galilea, y también de Judea y Jerusalén. El poder del Señor se manifestaba ante ellos realizando curaciones. En este momento llegaron unos hombres que traían en su camilla a un enfermo paralítico. Buscaban cómo entrar en la casa y colocarlo delante de Jesús, pero era tanta la gente que no sabían por dónde entrar. Subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo, en su camilla en medio de la gente, frente a Jesús.
Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: “Amigo, tus pecados te son perdonados”. De inmediato los maestros de la Ley y los fariseos se ofendieron y pensaron: “¿Cómo este hombre puede hablar en forma tan escandalosa? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
Pero Jesús se dio cuenta de sus pensamientos y les hizo esta pregunta: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil decir: tus pecados te son perdonados, o: Levántate y anda?. Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados”.
Entonces Jesús dijo al paralítico: “Te lo ordeno, levántate, toma tu camilla y vuélvete a tu casa”. Y en el mismo instante, se levantó el hombre a la vista de todos, tomó la camilla en que estaba tendido y se fue dando gloria a Dios.
Todos quedaron atónitos y alabaron a Dios. El temor de Dios estaba en todos, pues decían: “Hoy hemos visto cosas increíbles”
Lc.5,17-26


Claves para discernir una amistad auténtica

  • Mirando a los amigos:
  1. Los amigos sostienen al paralítico, lo animan y buscan su bien, su curación. El relato bíblico nos cuenta que lo llevaron “cargando en una camilla”
  2. Hacen lo imposible para lograr que su amigo recupere la salud, el bienestar, son capaces de romper el tejado y buscar empecinadamente por dónde entrar a la casa.
  3. Lo ponen de cara a Jesús, “la fe de ellos” es la que conmueve a Jesús y posibilita el encuentro y la sanación.
  4. Es una amistad que libera, abre a la posibilidad de encuentro con Jesús, y con la sanación.

    • Mirando nuestra vida:
Quizás en mi vida me sentí a veces como el paralítico, sin esperanzas o sin fe ¿quiénes fueron los amigos/as que me sostuvieron, me animaron y me ayudaron a ponerme en pie nuevamente? Hago memoria de esas experiencias de amistad, puedo agradecer a Dios por esas personas que puso en mi camino y con las cuales puedo contar.
Quizás yo fui uno de esos amigos/as que ayudé a otros en momentos difíciles, que sostuve y animé a otros para que no caigan en el desánimo. Ofrezco a Dios en este momento mis amigos/as que están pasando por un mal momento, le pido que me ayude a ser amigo/a fiel y presencia suya para mis amigos/as.

  • Mirando al paralítico:
  1. No sabemos su nombre, sólo nos muestra el Evangelio a una persona que “se deja cargar en su dolor y enfermedad”, como quien siente que sus amigos podrán sostenerlo y posibilitar el milagro. No dice que crea, sino que más bien se muestra entregado a la confianza y fe de sus amigos.
  2. El encuentro con Jesús cara a cara lo libera y le posibilita “ponerse en movimiento”, la vivencia de la amistad (la de sus amigos que lo llevan y la del encuentro con Jesús) lo lanza a caminar, lo pone en un dinamismo de vida.
  3. Ese encuentro también le posibilita la salud física y espiritual, delante de los demás era visto como un pecador (desde la concepción de la época, la enfermedad era vista como un “castigo” por los pecados) y el encuentro con Jesús lo libera de esa carga. La verdadera amistad no juzga y pone cargas y carteles, sino que compadece, ama y perdona.
  4. Se fue dando gloria a Dios”, la alegría, la alabanza y la gratitud brotan de un corazón que logró tocar la sanación de Dios. El paralítico se veía desahuciado, sin esperanzas y sin fuerzas; en el encuentro con Jesús no sólo recupera la salud, sino que recupera sobre todo la alegría por vivir, que lo lleva a tener un corazón agradecido.

    • Mirando nuestra vida:
¿Me siento como el paralítico o me sentí así alguna vez? ¿Qué cosas me paralizan en este momento? ¿De qué necesito ser sanado/a? Con corazón confiado me pongo de cara a Jesús y le expreso lo que hay en mi corazón, le pido que me ponga en movimiento, me dé la alegría de vivir y pido que me reconcilie con aquello que me impide vivir de manera agradecida y libre mi vida.


  • Mirando a Jesús:
  1. La compasión, el perdón y la acogida son las claves desde las cuales Jesús mira al paralítico y los amigos. Es capaz de ponerse en el lugar del otro y comprender su corazón. No se queda en la mirada común que juzgaba al enfermo por ser pecador. Sabe mirar el corazón y comprender su sufrimiento.
  2. Se dirige al paralítico con la palabra amigo, nos remite a las palabras de la última cena donde dice “ya no los llamo siervos, sino amigos”, nos enseña el verdadero significado de la amistad, que tiene que ver con tender una mano, perdonar, compadecerse, servir, liberar.

    • Mirando nuestra vida:
Dejo que resuenen en mí las palabras de Jesús: “Amigo/a tus pecados te son perdonados. Te lo ordeno, levántate, toma tu camilla y vuélvete a tu casa”. Pienso que Jesús me las dice a mí, me siento personado/a, liberado/a de aquellas cosas que me atan.
Hago memoria de las experiencias de perdón, de compasión que tengo con amigos/as. ¿Quiénes son esos amigos/as con los que puedo contar, que me comprenden, perdonan y ayudan de corazón sin juzgar? ¿Para quiénes yo soy fuente de comprensión y de perdón?


  • Mirando a los fariseos y maestros de la Ley:
  1. Son espectadores de la escena, miran todo lo que ocurre pero no logran ver con la mirada de Jesús, ellos se ofenden y ven ofensa en donde hay curación, compasión y perdón. No saben reconocer la obra de Dios en los demás, porque están parados desde la mirada que juzga y condena.

    • Mirando nuestra vida:
¿Sentí esta mirada en mi vida? Quizás yo tuve una mirada de juzgamiento y condena a veces sin comprender en verdad lo que pasa por el corazón de los demás…


  • Mirando la multitud:
  1. Quedaron atónitos y alabaron a Dios, dice el Evangelio que la expresión de la gente fue: “hoy hemos visto cosas increíbles” y con ello termina el relato. La gente presente allí es capaz de sorprenderse, de alegrarse, de ver vida y reconocer lo que Dios hace en los demás. Es una mirada optimista, alentadora, llena de esperanza y fe.
  2. Logran pasar de la mirada que los llevaba a condenar al enfermo por sus pecados a una mirada que logra reconocer la obra de Dios y se convierte en alabanza agradecida.

    • Mirando nuestra vida:
¿En qué cosas siento que Dios actuó en mi vida a través de mis amigos y quiero darle gracias por ello? ¿Qué cosas Dios va obrando en mis amigos/as y necesito agradecer?

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