lunes, 19 de abril de 2010

Tiberiades contra toda esperanza


13 de Abril- Tiberíades contra toda esperanza

La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Te proponemos para meditar el evangelio del próximo domingo, Evangelio de San Juan, capítulo 21, desde el versículo 1 hasta el versículo 14 inclusive


Aparición junto al mar de Tiberíades

Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.

Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.

Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No". El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.

El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.

Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.

Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.

Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".

Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.

Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.

Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

Me imagino el lugar…

Aquí será ver con la vista imaginativa el lago de Tiberiades, sus pequeños puertos, sus embarcaciones, sus riveras y playas.

Pido al Señor… lo que quiero

Señor que podamos experimentar tu presencia resucitada y reconocerte, para más amarte y seguirte.


La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella contempla el misterio desde una triple perspectiva: Viendo a los personajes , escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen ,

para sacar algún provecho.


1° Momento: Veo a los personajes de la escena

Miremos primero a los apóstoles, después de la resurrección vuelven a su antiguo trabajo. ¿Qué les pasa por adentro? ¿Por qué parece que vuelven atrás? ¿Acaso no se encontraron con el resucitado?

Para los apóstoles es más fácil creer en el resucitado cuando se les aparece cuando están cerradas las puertas... pero parece que la rutina de la vida cotidiana les hace olvidar la alegría de la resurrección.


Ellos viven una tristeza de fondo, que Jesús haya resucitado… parece que no les alcanza.

Afinamos nuestra mirada y nos centramos, que se lanza al mar con lo que tiene puesto... no le importa, su corazón esta tan lleno de alegría que lo demás es relativo... y ¿para qué? Solo para estar con él; para compartir con él la vida.

Tratamos de meternos dentro del corazón de los apóstoles alrededor del fuego: ¿Qué están viviendo por dentro? Seguramente sienten que, ese pequeño fueguito que está encendiendo otro fuego mucho más grande.

Nos centramos en la manera que tiene Jesús recibir a sus apóstoles…


Y a mí: ¿Qué me dice esto que veo? ¿Cómo se relaciona con mi vida?


2º Momento: Escucho lo que dicen o hablan las personas.

Prestamos atención en lo que tal vez hablaban los discípulos de Jesús en la barca mientras estaban pescando, la falta de peces, pero la falta de alegría tal vez hacían de su conversaciones, diálogos tristes.

Escuchamos a Juan que le dice a Pedro: Es el Señor. Qué alegría en estas palabras. Solo las palabras llenas de alegría, llenas de la consolación de Dios son capaces de hacernos hacer lo imposible.

Escuchamos el silencio de los apóstoles, alrededor de Jesús… un silencio que lo llena todo, porque hay momentos que lo más importante no son las palabras sino la presencia


Y esto que he escuchado qué tiene ¿Que ver con mi vida?


3º Momento: Miro lo que hacen…

Miramos lo que hacen los apóstoles… regresan a sus antiguos trabajos ¿Qué les pasó? ¿Acaso se olvidaron de las palabras de Jesús y ya con las manos en el arado volvieron la vista atrás?

Miramos el cambio que se produje en ellos, con la presencia de Jesús resucitado en medio de Sus vidas…

Miramos qué hace Jesús… es significativo que en esta escena no habla mucho, sino sobre todo los sirve… porque estar resucitado lo pone al servicio de quienes más ama.



Y nosotros… ¿cómo vivimos la resurrección?… Ahora es tiempo de sacar provecho de todo lo contemplado


Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre, el dueño del Campo… o con Jesús el viñador presentándole lo que ha surgido de la contemplación.

Hablo con El de corazón a corazón, de amigo a amigo… Me despido con reverencia, le doy gracias por éste encuentro.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.



EXÁMEN DE LA ORACIÓN: Preguntas que pueden ayudar:

¿Cómo comencé a rezar?

¿Hice silencio interior para escuchar lo que El tenía para decirme?

¿Qué palabras definen los sentimientos que tuve durante mi oración? (paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad…)

¿Cómo termine?

¿Algo ha cobrado fuerza dentro de mí?


PARA COMPARTIR EN GRUPO:


[ Para los grupos nuevos] Nos presentamos: edad, lugar de donde soy, lugar donde vivo actualmente, ¿Estudio? ,¿Dónde? ¿En qué año? ¿Trabajo? ¿En qué? Actualmente ¿hago algún apostolado o actividad?

[ Para los grupos ya formados] Breve presentación: ¿cómo he vivido mi vida resucitada esta semana?


2.- En nuestras vidas hemos tenido momentos como el de los apóstoles, donde estábamos en la tristeza y con la gracia del Señor pasamos a vivir la alegría. Podrías compartir alguno.


3.- Después de haber escuchado a tu grupo, cómo podrías “ caracterizar” la presencia y la acción del resucitado?



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