miércoles, 18 de mayo de 2011

Domingo V de Pascua - El camino, la verdad y la vida


Oración preparatoria
Derrama, Señor, tu gracia para que todas nuestras intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu Divina Majestad. Gloria…


Lectura del Evangelio: Jn. 14, 1-12: “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones”.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe su corazón. Crean en Dios: crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, se lo habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde esté yo estén también ustedes. Y adonde yo voy ustedes ya saben el camino.» Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre; desde ahora lo conocen y lo han visto.» Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que les digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, créanlo por las obras. En verdad, en verdad les digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.


Para reflexionar

El texto forma parte del “discurso de despedida”. Jesús nos invita, con palabras de consuelo y esperanza, a no dejar sitio en nuestra vida a la inquietud ni a la tristeza. Nos anima a buscar la calma y la fuerza en la fe. Se olvida de sus problemas para reconfortar a sus amigos abrumados por la cercana despedida y por la decepción profunda que les produce lo que creen el fracaso del proyecto de Jesús, al que han dedicado su vida. Se va Jesús, pero antes enseña dónde va y por dónde va. El camino ya ha comenzado. Nos conduce a Casa, a la seguridad, la paz, la felicidad del encuentro definitivo con Jesús y con el Padre. La meta es estar donde está él.

Tomás confiesa su ignorancia de la meta y del camino a seguir. Jesús le responde a él y a todos nosotros: si crees que yo soy la verdad y la vida, puedes estar seguro de encontrar en mí el camino que conduce al Padre, hacia el que voy y en el que estoy. Él está ya donde nosotros queremos llegar. Nos urge a emprender la marcha y nos acompaña en el camino.

Alguien ha hecho el camino delante de nosotros. Conocemos las huellas a seguir. No vamos sin rumbo, sin horizonte, no estamos perdidos. Conocemos el sentido y la meta de nuestro caminar. En Jesús sabemos de dónde venimos y adónde vamos. Jesús nunca nos engañará. Siempre encontramos en Él la palabra auténtica, sincera. Él es la fuente de la vida. Ha venido para que tengamos y contagiemos vida en abundancia.

El Padre se ha manifestado en Jesús, de manera total y definitiva. La misericordia, la generosidad, la compasión, el amor y todos los sentimientos de Jesús, son los sentimientos del Padre. La comunión entre el Padre y el Hijo tiende a prolongarse en todos los creyentes, en toda la humanidad. La fe es camino, un camino con horizonte que conduce al Padre. La fe es no estancarse, es avanzar, renovarse, crecer, construir, compartir, vivir abiertos al futuro. “La fe es un movimiento que se adueña de la vida del ser humano y la convierte en una marcha permanente” (Blank).

Ser cristiano es creer en Jesús. Por encima de todo catecismo, fórmula, credo, ley, moral, rito...., lo realmente decisivo es el encuentro con Jesús. Ir descubriendo, por experiencia personal, la fuerza, la alegría, la luz, la libertad... que recibo de Él. Sentir desde la propia experiencia que Jesús es verdaderamente para mí el camino, la verdad y la vida. Sin embargo, ante mis dudas, mis deseos, mis preguntas.... ¿puede responderme Jesús lo mismo que a Felipe?: ¿Llevo tanto tiempo contigo y todavía no me conoces....?

Lo nuestro es creer en Jesús, fiarnos de Él. En Jesús conocemos al Padre (Abbá). En el modo de actuar de Jesús veo cómo actúa el Padre. ¿Por nuestra forma de actuar, podríamos atrevernos, personal y comunitariamente, a afirmar: "el que me ve a mí, ve a Jesús"?

Jesús vuelve a invitarnos a creer y nos revela nuestra nueva situación: vuelto al Padre proseguirá su obra a través de los creyentes. También nosotros debemos ser camino que facilite el tránsito por él hacia la casa del Padre. Camino especialmente abierto a quienes en este mundo tienen más dificultades en su caminar, los arrojados en las cunetas de la vida. Somos llamados a ser veraces y dar testimonio de la verdad. Esa verdad que hace personas libres y felices. Estamos invitados a dar la vida, a mostrar al Dios de la vida. A hacer que todo lo que en el mundo es camino, verdad y vida, se vaya transformando en quien es el Camino, la Verdad y la Vida.

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