lunes, 19 de septiembre de 2011

Isaias 55

P. Oscar Calvo SJ

La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a El con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar Isaías 55,6-9

Domingo 18 durante el año Primera lectura


"Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos. Que vuelva al Señor, y él le tendrá compasión; a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.

Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-.

Como el cielo se eleva por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes". Isaías 55,6-9


Así termina el llamado "Libro de la Consolación" (Isaías 40-55). Escrito por un discípulo de Isaías, tiene en cuenta la situación histórica: después de casi 50 años de cautiverio en Babilonia, lejos de su tierra, los judíos han sido purificados por el dolor y la prueba.

El nuevo dominador, Ciro el persa, les permitirá regresar a su patria. Por eso, el autor inspirado les da ánimo, y les muestra el verdadero rostro de Dios.

¿Cómo llegar a comprender el pensamiento de Dios? Él es puro amor, todas sus decisiones brotan de ese puro amor.

Desde nuestros estrechos cálculos no podemos entenderlo. Él sobrepasa toda medida. Él es puro derroche de amor y de abundancia.



- Se deja encontrar por nosotros… ¿Yo me dejo encontrar por Él?

- Nos alienta a irnos liberando de nuestra cerrazón y egoísmo. ¿Trato de caminar por ese sendero liberador que me ensancha el corazón? ¿O quiero ser centro a toda costa, como niño/a resentido/a?

- Nos exhorta a ir entrando en sus pensamientos, en sus caminos... en su lógica divina, que no coincide con la nuestra.

¿Qué imagen tengo de Dios: justiciero-inflexible, abuelito bonachón-permisivo? ¿O Padre/Madre que me ama, y desde ese amor, me exige cambios para mi bien?


- Nos hace ver que sus caminos y pensamientos superan de lejos nuestro corto horizonte sobre lo que es su misericordia.

Pido: dejarme invadir por su amor misericordioso. Y con ese sentimiento, ver qué debo ir modificando en mis criterios, quizá en mis convicciones, y en mi comportamiento.



EXAMEN DE LA ORACIÓN:

Preguntas que pueden ayudar:

¿Cómo comencé a rezar?

¿Hice silencio interior para escuchar lo que El tenía para decirme?

¿Qué palabras definen los sentimientos que tuve durante mi oración? (paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad…)

¿Cómo termine?

¿Algo ha cobrado fuerza dentro de mí?


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