martes, 23 de noviembre de 2010

1º de Adviento - 28 de noviembre - Oración

La Preparación

Busco un lugar que me ayude al encuentro con Dios, donde este cómodo y tranquilo. Busco una postura corporal para orar, hago un gesto de reverencia. Respiro lenta y profundamente para tranquilizarme, para relajarme, para que mi cuerpo también entre en oración, y preparo mi corazón para este encuentro…

Presencia de Dios

Busco la paz, me presento ante Él, siento que Dios me mira, me escucha, me conoce… Tomo el tiempo necesario para esto, no se trata de hacer un esfuerzo por acercarme a Dios sino de dejarlo entrar y estar frente a Él con toda confianza. Su presencia es puramente amorosa, no viene a reprocharme ni a condenarme… viene a estar conmigo.

Leo el texto a contemplar

Evangelio según San Mateo

Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.


Me imagino el lugar…

La escena trascurre a las afueras del templo de Jerusalén... Jesús había sido proclamado el Hijo de David pero ahora intentan matarlo.

Pido al Señor… lo que quiero

Conocimiento interno del Señor para que más lo ame y más lo siga.


LA CONTEMPLACION EN TRES PASOS

La oración Ignaciana es esencialmente contemplación.

Ella se acerca al misterio desde una tripe perspectiva: viendo a los personajes, escuchando lo que ellos hablan y mirando lo que hacen, para sacar algún provecho.

1° Momento: veo a los personajes de la escena

Vemos a Jesús, está próxima su hora... él para esto había salido de Dios, para dar su vida en rescate “por muchos”.

Seguramente percibe que aunque muchos lo han aclamado Rey, Hijo de David, son muchos otros que aún no han entendido quién es él y que pretende.

Dentro de él se debate llevar a término su decisión, de hacer la voluntad de su Padre y la posibilidad de hacer su propia voluntad.


Vemos a sus discípulos, ello siguen desde hace tiempo a Jesús pero cada vez menos entienden sus palabra y sus acciones... para ellos también es un momento de prueba de la propia fidelidad a Jesús...


Reflexiono en mí, me pregunto... y yo en los momentos de prueba cómo actúo...

2° momento: Escucho lo que hablan las personas.

Escuchamos a Jesús... estén despiertos... es lo mismo que le dice a sus discípulos en el Getsemaní.

Estar despiertos es tener los ojos bien abiertos, no dormirse en los laureles, cuando nos dicen y se empeñan en hacernos creer que todo va bien.

Estar despiertos equivale a no poner límite al amor; a no dejar que nos distraigan de nuestro objetivo como cristianos.

Estar despiertos es jugarse por cualquier cosa que pueda contribuir a la felicidad de los hombres, especialmente de aquellos que viven más lejos de la alegría.

Estar despiertos, estar despabilados, es moverse, mantenerse ocupados en realizar el bien común, aunque, por movernos, no salgamos en la foto.

Reflexionamos en nosotros mismo para sacar algún provecho... cuándo estamos despiertos y cuando nos “hacemos los dormidos”

3°Momento: Miro lo que hacen…

Miramos de vuelta la escena...

Jesús que se aleja del templo... Él habla con sus discípulos acerca de la hora... Estar preparados es una actitud, es un modo de ponerse delante de la vida... En la vida hay gente a la que le suceden cosas, y hay otras que haciéndose protagonista de las propias elecciones hace que las cosas sucedan.

Reflexionamos para sacar algún provecho.

Hablo Con Dios

La contemplación es también momento de encuentro, puedo cerrar mi oración hablando con Dios Padre o dialogando con Jesús acerca del Reino... así como también acerca de lo que necesitamos y de lo que podemos ofrecerle... Podemos hablarle de nuestros temores, o de nuestra alegría... Podemos pedirle su espíritu para poder proclamar con nuestras palabra y nuestras vidas que Jesús es el enviado del Padre.


Termino rezando un Padre Nuestro o alguna oración que me de devoción.


EXÁMEN DE LA ORACIÓN:

1º paso: Pídele a Dios

– memoria para recordar los regalos que Dios te ha dado en esta oración

– entendimiento para comprender su significado

– voluntad para realizar el deseo que me ha manifestado

2º paso: Reviso si he puesto los medios para que me vaya bien en la oración

– ¿Me hice consciente de que iba a hablar con Dios y me preparé para el encuentro?

– ¿Tomé un tiempo para serenarme antes de dar comienzo a la oración?

– ¿Hice momentos de silencio para ponerme en su presencia y disponerme a escuchar lo que Dios quería comunicarme?

3º paso: ¿Con qué sentimientos terminé la oración? Utiliza palabras que lo definan: paz, alegría, confianza, sensación de perder el tiempo, ansiedad...

4º paso: ¿He visto algo con claridad? ¿Alguna idea ha cobrado fuerza dentro de mi?

5º paso: ¿A qué me he sentido animado? ¿Qué invitación me hace Jesús?

6º Paso: ¿Que medio voy a utilizar para responder a esa invitación?

7º paso: termino agradeciéndole a Dios este encuentro y le pido que me ayude a poner por obra lo que el me ha mostrado. Rezo un Padre Nuestro.

8º paso: escribo brevemente lo más resaltante.

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